Unos y otros -los periodistas considerados profesionales y los considerados ocasionales por el Estatuto- se sintieron seguramente más cerca de una esquina de Buenos Aires, en Tacuarí al 1700, que la legislatura porteña reservó para ser denominada "Esquina Ana Ale" cuando se cumplan los 10 años de la muerte de quien fuera la última secretaria General de la comisión gremial interna del diario Clarín. Como anticipo, hasta que llegue el 2015, ayer martes 7 de junio de 2011 los representantes de la legislatura descubrieron una placa junto al mural que homenajea a Ana Ale.
Etuvieron los legisladores Raúl Puy, Gabriela Alegre y Gonzalo Ruanova (en el video), además de Pablo Llonto -delegado despedido por la misma empresa y pareja de la homenajeada- así como Graciela Ale, hermana de Ana. Entre el público estaba otro símbolo para recordar el día del periodista, el socialista Oscar González, secretario de Relaciones Parlamentarias de la jefatura de Gabinete, quien fuera dirigente gremial en Clarín en 1976, cuando fue despedido junto al resto de la comisión interna.
El homenaje de los legisladores se hizo en el marco del acto unitario de las agrupaciones gremiales de periodistas que se oponen a la actual conducción de la UTPBA: La Gremial de Prensa, La Violeta, El Colectivo de Prensa y La Naranja de Prensa.
El acto fue parte del homenaje a Ana Ale y a todos los periodistas por un nuevo día. Destacamos a continuación la intervención de Irene Haimovichi, delegada del diario La Nación, quien habló en nombre de La Gremial:
Los trabajadores de Prensa nos acostumbramos a que cada día las empresas se carguen alguno de nuestros derechos. Un poquito de nuestras horas hoy, un poquito de nuestro salario mañana, un poquito de nuestra tarea pasado mañana.
Desde los años 90, con el neoliberalismo rabioso y las políticas de flexibilización y achique del menemato, los Trabajadores de Prensa nos fuimos acostumbrando a que las patronales se pongan al mando de nuestra vida toda.
En los tiempos que corren esta realidad parece haberse quedado solo entre nosotros. Mientras los otros gremios recuperan la discusión paritaria, vuelven a la pelea por condiciones de trabajo, recuperan derechos perdidos y van por más, nosotros venimos retrocediendo porque en los hechos los trabajadores de prensa estamos como a principios del siglo pasado, con leyes votadas y vigentes en teoría, pero que no se hacen efectivas en la realidad, sino todo lo contrario.
Las 36 horas semanales, el descanso hebdomadario, las horas extras –que no pueden ser más de 20 por mes-, todos desaparecidos de la realidad y de los recibos de sueldo. Esto y las leyes de Domingo Cavallo gracias a las cuales las patronales encontraron la manera apócrifa de transformar la figura del colaborador en un trabajador flexibilizado, sin derechos, que factura por su trabajo como cuentapropista, nos convierten en un gremio devastado, con sueldos atrasados, dispares en todas las empresas y dispares dentro de una misma empresa.
Las empresas impusieron sus reglas y si nos resistimos a aceptarlas la discusión continúa frente al juez, con el telegrama de despido de por medio. Y esto en un gremio que suma desocupados año a año, con un 60 % de sus trabajadores en la más absoluta precarización laboral o directamente sin trabajo.
Los trabajadores sin embargo nos resistimos, y allí donde podemos formamos o sostenemos nuestras comisiones internas. Con esta herramienta defendemos el salario y algunas condiciones de trabajo. Pero es bien poco, la ausencia del sindicato en las redacciones y las administraciones, la falta de organización tras el abandono de la dirigencia de los reclamos de los trabajadores, la desmovilización producto de que las bases se reconocen abandonadas a su suerte, ninguneadas, en un abandono que generó la mayor desafiliación de la historia de nuestro gremio, con asambleas que nacen poderosas y se van apagando ante la falta de respuesta y estímulo de la conducción del gremio. La UTPBA brilla por su ausencia.
Pero la UTPBA no solo está ausente allí, donde los trabajadores resolvemos nuestra vida cotidiana, también está ausente de nuestra salud, con la obra social ahogada, a punto de quiebra, casi sin cartilla, sin farmacias. Está ausente de nuestra recreación, ni siquiera el camping de Moreno se mantiene en pie.
Está ausente en la discusión de la Ley de Medios, está ausente cuando el papel de diarios se hace insostenible para los medios chicos, para los cooperativos, achicando la libertad de prensa a la cantidad de páginas que pueden sostener los medios regionales, y achicando también las fuentes de trabajo porque el costo del papel se lo lleva todo.
La UTPBA no se reconoce como representante sindical de los trabajadores de los medios nacionales. No está acá, disputando con la patronal el derecho de los trabajadores de Clarín a tener representación sindical, no estuvo en Crítica, ni está en Crónica, en La Nación, es lo que en teatro se dice Un figurante. Siempre aparece alguno que con suerte conoció una redacción hace 20 años, si es que alguna vez trabajó para algún patrón de los medios, y se sienta entre nosotros a darnos cátedra de sindicalismo. A lo sumo, cada tanto escriben una columna en algún diario por compromiso político, no por ser laburantes.
Desde esa ausencia los trabajadores de prensa nos fuimos poniendo de pie, a través de las agrupaciones, de las comisiones internas. La Gremial de Prensa nació de esa ausencia y se propuso recuperar la vida sindical de todos nosotros. Trabajamos por la unidad, trabajamos por que se produzcan cada día más encuentros como este, con los que hacemos los medios a diario y por los que hacemos los medios a diario. La Gremial le dice presente a cada trabajador de prensa de la ciudad de buenos aires y del gran Buenos aires, pero también a cada compañero de todas las provincias.
Sabemos que de la unidad nace la fuerza y queremos caminar hacia la construcción de una herramienta sindical poderosa, que nos permita discutir salario y condiciones de trabajo con mayor fuerza, que pelee por los trabajadores flexibilizados, por cada puesto de trabajo, por un ejercicio ético y por la libertad de conciencia de todos los trabajadores de prensa.
Decimos presente y nos ponemos a trabajar codo a codo con todos para construir el espacio de representación que los trabajadores de prensa nos merecemos.
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