Frases de cabecera

-"Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido." Malcolm X.

diciembre 29, 2010

Balance 2010: Algunas grandezas y miserias de la prensa argentina (I) (De nuestro seminario "cómo ganar amigos")

Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, concentración mediática, los periodistas en los medios privados, los periodistas en los medios públicos, la precarización laboral, el trabajo en negro y el tercerizado, la sangría permanente de puestos de trabajo, la ética convertida en un argumento de marketing, el reino de la retórica sobre la capacidad profesional, la ausencia gremial de la UTBPA y el fraude electoral en la entidad, los congresos y los debates. Trataremos de entender qué pasó durante el año con la prensa argentina, aunque seguramente nunca seremos tan ecuánimes como Noticias o Gente. No habrá un orden cronológico. Comencemos por donde se nos ocurra:
Durante el debate del proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, quienes defendieron la iniciativa –entre ellos, este humilde blog- señalaron la necesidad de terminar con los oligopolios informativos, que en algunos distritos son directamente monopolios. La consigna fue y será “abrir el espacio para que se expresen múltiples voces” y de hecho, a pesar de los jueces amigos de los intereses ajenos, en todo el país se están armando canales, radios, páginas y otros medios que permiten la comunicación y la expresión de las organizaciones sociales, las cooperativas, los municipios, las universidades y las escuelas. Las voces se multiplican y lo que está en marcha es mucho más democratizador aún. Un poroto a favor de la grandeza.

Paradójicamente, también desde el oficialismo se hicieron algunas cosas que merecen algún silbido. El conflicto con las patronales del campo en 2008 llevó al Gobierno a buscar acuerdos con medios nacientes y a dar un nuevo impulso a los medios públicos. El objetivo fue multiplicar también las voces a nivel nacional, romper el cerco mediático tendido por los grupos hegemónicos. Sin embargo, lejos de multiplicarse, las voces son las mismas y la conducta tiene muchos de los vicios de los oligopolios que están del otro lado.

Para explicar mejor esta observación recomendamos un ejercicio sano de democracia y pluralismo: Tome la programación de la que ha sido durante 2010, lejos, la mejor radio del año: Nacional. Marque los nombres de los conductores, de los columnistas, de los periodistas que participan en la programación. Si quiere, considere la programación anunciada para 2011, que es una suerte de rotación, como en el volley.

Luego tome un ejemplar de los diarios Página 12, Tiempo Argentino o El Argentino. Vea cuáles son las coincidencias y tal vez entienda por qué decimos que no se multiplicaron las voces, sino que se clonaron. Entre los medios gráficos y la radio pública encontrará que en total hay una veintena de profesionales –todos de alto nivel- que son las únicas voces que se expresan. Si el ejercicio se extiende a la televisión pública –léase Canal 7- verá que allí se repiten los mismos nombres y apellidos que antes encontró en Nacional, Página 12, Tiempo Argentino, El Argentino o del semanario Miradas al Sur.

Cuando escribimos que hay una red que busca romper el cerco mediático tendido por los oligopolios, el lector ya sabe que unos son emprendimientos privados que simpatizan con el gobierno popular y otros son medios públicos. Sin embargo, curiosamente, entre todos esos medios aparecen más o menos las mismas voces y las mismas caras. Repetidas y con sueldos muy altos, legítimamente ganados por su capacidad profesional y su talento, pero que contrasta con la propuesta de multiplicar las voces. Si no se empieza por casa, difícilmente se pueda concretar en todas partes.

La observación no dejaría de ser un enfoque particular si no fuera porque al mismo tiempo los trabajadores de prensa sufren desde los años 90 un proceso de precarización y flexibilización laboral que los convierte en marginados de lujo. De lujo porque tienen alta capacitación y porque sus producciones son o pueden ser brillantes, pero trabajan a destajo gracias a la violación permanente de la legislación laboral que afecta a los periodistas. Bajo el eufemismo de “colaborador” se inscribe el más brutal mecanismo de explotación intelectual, mediante el cual se hace trabajar a los periodistas por unas sumas miserables que no se actualizan desde hace cinco años, mientras se los obliga a pagar el monotributo, poner su casa, su computadora, su conexión a Internet y su sueño al servicio de la empresa periodística. Y para colmo se le exige que esté agradecido.

Sin protección gremial, porque a la actual conducción de la UTPBA no le interesan los precarizados ni el gremialismo y sin protección legal, porque el ministerio de Trabajo y los jueces laborales sólo esperan que un periodista haga un juicio para darle su apoyo -a pesar de que todos los protagonistas saben que el pobre no volverá a trabajar- el periodista precarizado es una víctima de la concentración de los medios y de la falta de regulación. Pero no es un sector estático, sino sumamente dinámico, porque todos los días son despedidos decenas de periodistas de los que están en la plantilla laboral de los medios, de manera que se suman a la lista de precarizados y a la oferta de mano de obra barata y precaria. Basta con leer semanalmente la sangría profesional del diario La Nación, el mismo que dice defender “la libertad de expresión”.

Despidos tras despidos, miles de periodistas precarizados y miles de periodistas desocupados son la masa de ciudadanía y democracia que el país margina para que haya sólo unas pocas voces, sólo unos pocos puntos de vista. En el sector privado, eso es una decisión editorial, es una manera de aumentar las tasas de ganancia y ordenar a la tropa para que obedezca de manera sumisa a las maniobras políticas de sus patrones. En el sector público no se entiende. Toda una miseria.

Habría que recordar los manejos publicitarios de las empresas, la explosión de blogs contra hegemónicos, la proliferación de iniciativas sociales en materia de medios, los periodistas honestos y jugados, los que profieren insultos a la democracia a cambio de unos cientos de miles de pesos mensuales, de los serviles que lo hacen porque les gusta, de los blogs que se alimentan mutuamente, de las empresas periodísticas que aprietan a sus trabajadores de prensa para adocenarlos y otras grandezas y miserias, pero mejor la seguimos mañana.