Frases de cabecera

-"Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido." Malcolm X.

abril 22, 2011

La Justicia contra Macri en defensa de la libertad sindical

El decreto del jefe del Gobierno porteño, Mauricio Macri, que penaliza la acción gremial en los medios de prensa fue suspendido este miércoles por el juez Roberto Gallardo, información que trae cierto alivio a los trabajadores, ya azotados por el sistema de precarización encubierta bajo el nombre de “colaboraciones” y por el maltrato que surge del brutal aumento del desempleo en el sector de prensa.


El abogado Lisandro Teszkiewicz informó que el juez Roberto Galllardo suspendió este miércoles 20 de abril la vigencia del decreto del jefe de gobierno porteño en el que se penaliza la protesta gremial de trabajadores de empresas periodísticas. "Gallardo suspendió la vigencia del decreto hasta que el Tribunal Superior decida el fondo de la cuestión, es decir, si es inconstitucional o no", informó el letrado a Télam.


Teszkiewicz, junto con los abogados Arístides Corti, Eduardo Tavani y Marcelo Churin, presentaron un recurso de amparo ante la Justicia porteña, peticionando se declare nulo el decreto suscripto por el jefe de Gobierno Mauricio Macri en el que se penaliza la protesta gremial de trabajadores de empresas periodísticas.


Según se informó a través de un comunicado de prensa, los letrados sostienen que “el Gobierno de la Ciudad pretende modificar el Código Contravencional para reprimir la protesta de los trabajadores de empresas periodísticas, en ejercicio de derechos colectivos e individuales de trabajo que se hallan garantizados por la Constitución”.


Finalmente los profesionales piden a la justicia “dicte una medida cautelar suspensiva del DNU en atención al riesgo cierto de que el Gobierno de la Ciudad utilice dicha norma nula de nulidad absoluta para denunciar y someter a proceso a habitantes de la República”, concluyen.


Por su parte, el legislador porteño Francisco “Tito” Nenna (Encuentro Popular para la Victoria) consideró hoy que el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, “quiso perseguir con el Código Contravencional a los trabajadores que se organizan gremialmente en las empresas periodísticas pero le salió mal”.


 “La democracia no se defiende complaciendo a las corporaciones mediáticas sino honrando y respetando en la práctica los derechos constitucionales de todos los ciudadanos”, aseveró el dirigente de la CTA. En ese sentido, Nenna interpretó que “la Justicia le está diciendo Macri que los códigos de la Ciudad y la Policía Metropolitana se deben usar para proteger a los porteños y no para perseguirlos cuando se lo pide Clarín”.


“Macri quiso amedrentar a los trabajadores para quedar bien con el Grupo Clarín”, enfatizó. Macri firmó el Decreto de Necesidad y Urgencia N° 2/11 para crear tres nuevas figuras contravencionales,  reprimiendo con multas de hasta $50.000 y arresto de hasta 10 días las protestas sindicales que afecten a los medios de prensa. 

La posición gremial
El decreto porteño fue repudiado por las comisiones internas de prensa de las empresas que tienen su centro en la ciudad autónoma de Buenos Aires, así como del sector gráfico. En prensa, la agrupación La Gremial difundió el siguiente comunicado contra el decreto: 

Los trabajadores de prensa repudiamos el decreto de necesidad y urgencia que penaliza la actividad gremial en los medios de comunicación de la Ciudad de Buenos Aires.

Algo huele a podrido en Buenos Aires, y no es el Riachuelo. Usted, Ingeniero Mauricio Macri, viola la Constitución Nacional y diversos tratados que seguro desconoce. Actúa como brazo ejecutor de las políticas de los monopolios informativos y de sus socios al firmar un decreto que penaliza con multas y con prisión el ejercicio de derechos que la Ley le asegura a los trabajadores en particular, y a todos los ciudadanos en general.

Su decreto constituye un verdadero ataque a la libertad de expresión, que no fue concebida como un patrimonio de las empresas sino como un derecho humano universal. Queda muy claro que lo que UD defiende es
el derecho de empresa y no el de prensa; la única libertad que defiende es la de las patronales a seguir impidiendo la libertad sindical en las redacciones, administraciones, canales de TV y radio y en los talleres gráficos.

Como durante los tres años de su gestión, actúa UD desde la ilegalidad, por eso lo repudiamos enérgicamente, y le garantizamos que no podrá impedir el ejercicio de nuestra acción gremial, legítimamente ejercida pese a la permanente agresión de las patronales que su gobierno cobija.

esde La Gremial llamamos a todos los trabajadores de prensa, y a la comunidad en general, a repudiar este decreto inconstitucional y movilizarnos en defensa de los derechos de los trabajadores.




abril 21, 2011

Lousteau, Viale y la TV basura

(Por Rubén Levenberg) Joven inteligente, con pinta y mucha historia en pocos años, Martín Lousteau parece interesado en no perderle la pisada a su colega y tocayo Martín Redrado e hizo su entrada al periodismo espectáculo con un supuesto amorío con Juana Viale, una señora casada, con un embarazo de seis meses cuyas defensas ante las tentaciones parecen haber bajado súbitamente. Pero uno fue ministro y la otra es nieta de Mirtha Legrand, un detalle que la convierte en una “famosa”, una protagonista privilegiada de la agenda noticiosa en la era del periodismo convertido en espectáculo.

El beso entre Martín Lousteau y Juanita Viale –con más audiencia que el piquito entre Maradona y Caniggia- pasa a ser una noticia cuando, en realidad, es un hecho íntimo que apenas debería merecer un recuadrito en alguna página de chismes o de espectáculos de algún diario. Sin embargo, parece haber concentrado mayor interés que la inauguración de la Feria del Libro, el lanzamiento de una corriente agraria favorable al gobierno Nacional, aunque menos que el combate entre el Real Madrid y el Barcelona.

Se trata, además, de una caída abrupta de la calidad del periodismo y no sólo en la Argentina. Ignacio Ramonet escribió en 1998 “La Tiranía de la Comunicación” (1) y ya por entonces recordaba que “la revista francesa Telérama publicó recientemente un sondeo que demuestra que, desde hace tiempo, existe una desconfianza, una distancia crítica que los ciudadanos sienten, cada vez más, respecto de algunos media. Y en particular, desde hace algunos años, sobre todo desde la guerra del Golfo, respecto a la prensa escrita y a la televisión, por la forma en que funcionan frente a cierto tipo de acontecimientos”. Más adelante, concluye que los noticieros “son, pues, en primer lugar, una fuente de beneficios para muchas cadenas. Sólo después viene la preocupación de informar”.

Esta tendencia decadente tiene mucho más tiempo de lo que se piensa y ha tenido sus momentos de alzas y bajas, sus épocas de creatividad exquisita y sus períodos vergonzantes. Desde los años 60, cuando la consolidación de la TV, todavía nuevo miembro de las familias argentinas obligó a los medios escritos a modificar su discurso para competir con la imagen en movimiento, el lector trocó en espectador, tal como se puede apreciar en la historia de medios como Primera Plana, dirigida por Jacobo Timerman, que transformó los textos informativos en pequeñas obras literarias. El objetivo era situar al lector como un espectador.
                                               
En los años 90 y en estos primeros años del siglo XXI, cuando la TV ya no es una recién llegada sino una reina que a pesar de Internet sigue creciendo y llevándose la mayor parte del apoyo publicitario y de la atención del público, su lógica espectacular se ha impuesto a la más rigurosa de la información periodística. Como dice Ramonet, la idea de la información que hasta hace poco era responder a las preguntas básicas –qué, quién, dónde, cómo, por qué y, tal vez, con qué consecuencias- “ha cambiado completamente bajo la influencia de la televisión, que hoy ocupa en la jerarquía de los medios de comunicación un lugar dominante y está expandiendo su modelo”.

Ramonet dice que hay una suerte de revolución copernicana en la que se supone “que la imagen del acontecimiento (o su descripción) es suficiente para darle todo su significado (…) El objetivo prioritario para el telespectador es su satisfacción, no tanto comprender la importancia de un acontecimiento como verlo con sus propios ojos. Cuando esto ocurre, se ha logrado plenamente el deseo”.

El deseo parece estar presente en el affaire del ex ministro y la señora Viale, en dos sentidos: Por un lado la necesidad de ser y parecer, de identificarse con Martín Lousteau, el típico chico con pinta, adinerado y hasta inteligente -de quien nos ocupamos hoy en Prensa y Etica- o con alguna chica bonita y también con sus problemas económicos resueltos. Es el viejo truco de las siempre vigentes telenovelas, que la Argentina exporta al por mayor pero que también importa desde la TV basura venezolana. Por el otro lado parece haber un deseo de vivir a través de otros el romance o la transgresión que jamás se animarían a encarar directamente, porque, al fin y al cabo, la tradición dice que convertirse en amante de una mujer casada, madre y para colmo embarazada es algo totalmente prohibido, como bien dice la psicoanalista Marité Colovini en una nota publicada en el diario rosarino La Capital.

Como otras veces, para entender mejor y con menos palabras el fenómeno –otra vez la imagen contra la letra impresa- es bueno volver a ver Tesis, una magnífica película española que debería verse cada tanto en todas las facultades de comunicación, información o periodismo. Especialmente aquella escena final en la cual los telespectadores, ante la noticia de que un asesino serial y descuartizador de señoritas había sido capturado, se plantan frente al televisor a “disfrutar” de algunos de los videos de los que el criminal solía filmar durante sus sesiones.

Los medios se han transformado, las tecnologías fueron apropiadas por una mayoría de cadenas concentradas que han estimulado los sentimientos más ocultos del público y no se trata sólo de cuestiones de política o economía. Tal vez la vida haya pasado a ser un espectáculo en el que unos actúan y otros disfrutan a través de los medios, cualquiera sea el hecho, siempre que active algún deseo escondido. 

 (1) Ramonet, Ignacio. "La tiranía de la comunicación". Editorial Debate, Madrid, España, 1998.

Un joven llamado Lousteau

Como si sus antecedentes de niño distinguido y bonito al estilo de los 90 lo hubieran marcado, Martín Lousteau ha ganado protagonismo nuevamente, esta vez por un beso y no por una resolución ministerial. El ahora famoso besador estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires, pero se formó como economista en la Universidad de San Andrés, cuyo lema en latín es “Sic itur ad astra”, idéntico al de la Fuerza Aérea colombiana y que significa “así se llega a las estrellas”, algo de lo cual parece saber mucho.

Causa o consecuencia, su historia lo llevó al cargo de ministro de Economía peronista durante 132 días, en el comienzo del gobierno de Cristina Fernández. Jugaron a su favor las inocultables discusiones entre el ex presidente Néstor Kirchner y su ministro de Economía Roberto Lavagna, lo cual llevó a la nueva presidenta a buscar para el puesto a un técnico de menor perfil y a pesar de su juventud y su aspecto de chico de piso en la Avenida Libertador, Lousteau ya había sido funcionario del grupo Bapro y nada menos que Presidente del Banco Provincia.

Ahijado político de Javier González Fraga, fue asesor en el Banco Central de la República Argentina (BCRA) durante 2003 y 2004, cuando Alfonso Prat Gay, hoy economista de Elisa  Carrió era su Presidente y otro Martín, también afecto a las chicas famosas, Redrado, se aprestaba a hacerse cargo de la entidad.

A pesar de su frustrado papel como profesor de tenis, su apellido lo emparenta con el deporte gracias a Félix, wing izquierdo de la célebre “Máquina” riverplatense, en la que aportó sus goles para obtener ocho campeonatos y, más recientemente, con Juan Carlos y Patricio, padre e hijo y amantes de la casaca de referí y de la camiseta de Rácing. Hasta allí los parecidos, porque Martín es un fana de Independiente.  

Relatar su paso por el ministerio de Economía y de la excelente idea de su asesor en las sombras, González Fraga no es redundante. El ex desarrollista, ex presidente del BCRA y hombre que suele oscilar entre la ortodoxia y la heterodoxia ha sonado más de una vez como candidato a ministro, durante la corta presidencia de Duhalde, durante la presidencia de Kirchner a raíz de los cortocircuitos con Lavagna y luego cuando Lousteau cayó en desgracia. Su idea para racionalizar el sistema de retenciones que se plasmó en la resolución 125 fue la que llevó al gobierno de Cristina Fernández a un enfrentamiento con las patronales del campo que derivó en la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires el 28 de junio de 2008, Pero el tiempo mostró que el hombre de la barba candado y ex fabricante de dulce de leche no estaba equivocado. Los que habían errado el raquetazo fueron los que manejaron la acción política que debe preceder a toda medida económica y no buscaron el consenso con entidades empresarias del campo afines, como la Federación Agraria Argentina, que llevó a una polarización y convirtió a la organización que alguna vez condujera Humberto Volando y que fuera aliada de la CTA de Víctor Degennaro en el nervio y el músculo de la protesta campestre.

Luego de su caída como ministro, Lousteau pasó a convertirse en una nueva estrella del espectáculo al que son tan afectos los medios argentinos. El niño prodigio comenzó a olvidar su historia fugaz en el peronismo y a hacer declaraciones que le permitieran diferenciarse terminantemente del gobierno de Cristina Fernández, una estrategia que lo llevó cada tanto a alguna nota destacada en los diarios y revistas especializadas en negocios y economía y a recibir el halago de sus colegas que celebraron el retorno del hijo pródigo a sus tiempos de la Universidad de San Andrés, institución fundada durante un largo proceso en la etapa menemista con el objetivo de brindar una educación de alta calidad a la èlite vinculada al establishment, con estudiantes que son becados por empresas como Cargill, Bridas,  Monsanto o el Citibank y que si hay algo que no tiene son problemas de financiamiento. El niño Martín ha vuelto al redil y el establishment festeja junto al mundo del espectáculo.

Para quienes tengan interés en saber algo de los cambios que se produjeron en el sistema universitario argentino durante los años 90, es interesante una ponencia que la especialista Angela Corengia presentó en la Universidad Austral -una entidad académica privada a la que se atribuye una fuerte vinculación con el Opus Dei- y que forma parte de su tesis de maestría en la Escuela de Postgrado de la Universidad de San Andrés.

abril 20, 2011

Nuevas visiones de la libertad de expresión

La libertad de expresión es un término que ha sido siempre confundido con la libertad de empresa. De tanto repetirlo, los medios de comunicación masiva, o más precisamente las empresas periodísticas, han logrado que la confusión se convierta en certeza. En la búsqueda de opiniones y textos publicados por quienes analizan el problema desde la academia, reproducimos un fragmento del profesor Gustavo Gómez Germano. Vale la pena leerlo, porque hay quienes conocen del tema bastante más que los famosos de la TV.

Mientras los problemas más graves que afronta la libertad de expresión en Latinoamérica siguen siendo los asesinatos, amenazas y agresiones contra periodistas y otros trabajadores de la prensa, nuevos asuntos comienzan a tener más fuerza en las agendas de las organizaciones internacionales de derechos humanos. A su vez, cuando algunas organizaciones de defensa de la libertad de expresión siguen focalizando sus reportes en las tensiones entre el gobierno y los medios, otros actores aparecen con más importancia e impacto para restringir el derecho a la información de todos los ciudadanos, incluidos los medios y sus periodistas. Estos nuevos asuntos y enfoques son menos novedosos de los que parecen, pero han comenzado a expresarse más sistemática y profundamente en el marco del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, configurando nuevos desarrollos doctrinarios en materia de derecho a la información y libertad de expresión que es necesario tomar en cuenta con mucha atención.

La libertad de expresión no es sólo la libertad de los medios de comunicación, ni sus dueños
“Libertad de prensa es libertad de empresa” se ha escuchado muchas veces. Y esta percepción se amplía, por extensión, a la libertad de expresión. El motivo es entendible: durante demasiado tiempo muchos de los dueños de los más grandes y oligopólicos medios de comunicación han utilizado estas banderas con el objeto de defender sus intereses corporativos.

Esta interpretación hegemónica en nuestra región ha alejado e incluso producido hasta un rechazo del concepto de libertad de expresión por importantes sectores sociales y académicos, quienes no sólo cuestionan su uso corporativo sino que lo relacionan con un enfoque unidireccional e individual de un derecho humano que debiera ser bidireccional y social2. Razones las hay, y de sobra. Sin embargo, lo que pocas veces conocen estos sectores y estudiosos del tema es que la reflexión de los organismos y ámbitos relacionados con el Sistema Interamericano de Derechos Humanos se ha ido procesando una ampliación del propio concepto de “libertad de expresión” que dista mucho de tener una significación tan reducida. Una de las consecuencias prácticas de esta nueva lectura o re significación del concepto tradicionalmente aceptado de libertad de expresión, es la mayor comprensión y explicitación respecto a que no se trata sólo de un derecho de quienes tienen medios (asociado históricamente a la libertad de prensa que de eso se trataba, el derecho de fundar empresas periodísticas), sino también de un derecho de todos y todas, incluso exigible antes los propios medios.

Es cierto que nadie puede negar que la libertad de expresión es un derecho reconocido en todos las declaraciones y tratados internacionales a todas las personas, sin distingos, procedimientos o fronteras, pero si se analizan cuáles han sido los temas y acciones más importantes que han priorizado los organismos

Tal vez el ejemplo más claro de este reposicionamiento sea la visibilidad que tiene la situación de los medios comunitarios en la región. Hasta hace muy poco se trataba de un problema que no estaba en la agenda de libertad de expresión sino más bien como un asunto de “delincuentes”.
La regulación de las concesiones de frecuencias de radio y TV a personas o grupos sociales que aún no cuentan con medios propios no estaba presente en la agenda pública de derechos humanos. Ni de las nuevas organizaciones defensoras de la libertad de expresión, preocupadas por la situación de los y las periodistas, sean por juicios de difamación e injurias, agresiones o casos de censuras estatales, ni de las tradicionales organizaciones de derechos humanos surgidas para responder a las violaciones de esos derechos por parte de las dictaduras militares.

Desde hace algunos años, sí. Hay múltiples señales de ello en informes anuales de los Relatores de Libertad de Expresión y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, se recoge en opiniones consultivas de la Corte Interamericana y en Declaraciones de la Organización de Estados Americanos. Veamos de qué se trata.

Un buen ejemplo, reciente, puede encontrarse en el Informe Anual 2008 de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH:
(…) hay un componente de la libertad de expresión con el cual estamos en deuda: las personas que integran los grupos sociales tradicionalmente marginados, discriminados o que se encuentran en estado de indefensión, son sistemáticamente excluidas, por diversas razones, del debate público. Estos grupos no tienen canales institucionales o privados para ejercer en serio y de manera vigorosa y permanente su derecho a expresar públicamente sus ideas y opiniones o para informarse sobre los asuntos que los afectan. Este proceso de exclusión ha privado también a las sociedades de conocer los intereses, las necesidades y propuestas de quienes no han tenido la oportunidad de acceder, en igualdad de condiciones, al debate democrático. El efecto de este fenómeno de exclusión es similar al efecto que produce la censura: el silencio.

Desde esta nueva perspectiva, la libertad de expresión y el derecho a la información se desprende de esa mirada unidireccional y de carácter individual para ubicarse, también, en su dimensión social y extensiva a todas las personas. Y un derecho que proclama su vocación de recibir pero también de investigar, de buscar, y difundir, ya no sólo informaciones sino también opiniones, puntos de vista y sentidos, como piedra angular de democracias sólidas y diversas.

El origen de esta re conceptualización se puede rastrear bastante más atrás, más precisamente en la Opinión Consultiva N° 5 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, redactada en 1985.

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:

a. el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o
b. la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.

3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones. 3 Opinión Consultiva OC-5/85 sobre La colegiación obligatoria de periodistas (Arts. 13 y 29 de la Convención Americana), 13 de noviembre de 1985.
4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.

5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional.

Lo interesante es que la Corte, al proceder a interpretar el alcance de estas disposiciones, también aclara y amplía el concepto de libertad de expresión allí redactado, en relación con su interpretación tradicional. Entre otros importantes aportes, es posible destacar dos: el doble significado del concepto de libertad de expresión y las dimensiones individuales y sociales que encierra, y la vinculación del derecho a expresarse con el acceso a los medios. En el primer caso, se reconoce que este concepto no incluye sólo la libertad de divulgar informaciones y opiniones, sino también el derecho a recibir una diversidad y pluralidad de informaciones y opiniones por parte de todas las personas. El artículo 13 establece dos aspectos distintivos del derecho a la libertad de expresión. Este derecho incluye no sólo la libertad de expresar pensamientos e ideas, sino también el derecho y la libertad de procurarlas y recibirlas (...). (…) así como comprende el derecho de cada uno a tratar de comunicar a los otros sus propios puntos de vista implica también el derecho de todos a conocer opiniones y noticias. Para el ciudadano común tiene tanta importancia el conocimiento de la opinión ajena o de la información que disponen otros como el derecho a difundir la propia (…). Las dos dimensiones mencionadas (supra 30) de la libertad de expresión deben ser garantizadas simultáneamente. No sería lícito invocar el derecho de la sociedad a estar informados verazmente para fundamentar un régimen de censura previa supuestamente destinado a eliminar las informaciones que serían falsas a criterio del censor. Como tampoco sería admisible que, sobre la base de derecho a difundir informaciones e ideas, se constituyeran monopolios públicos o privados sobre los medios de comunicación para intentar moldear la opinión pública desde un solo punto de vista. Por otro lado, plantea la vinculación del derecho a expresarse y el derecho del acceso a los medios presente en el artículo 13 de la Convención, en especial en su inciso c, ya citado. La libertad de prensa no se agota en el reconocimiento teórico del derecho a hablar o escribir, sino que comprende, inseparablemente, el derecho a utilizar cualquier medio apropiado para difundir el pensamiento y hacerlo llegar al mayor número de destinatarios (…). Cuando la Convención proclama que la libertad de pensamiento y expresión comprende el derecho de difundir informaciones e ideas “por cualquier... procedimiento”, está subrayando que la expresión y la difusión del pensamiento y de la información son indivisibles, de modo de que una restricción de las probabilidades de divulgación representa directamente, y en la misma medida, un límite al derecho de expresarse libremente. Como se observa en esta última cita, la “restricción de las probabilidades de divulgación” por cualquier procedimiento, es decir en otras palabras: impedir, limitar u obstaculizar el acceso a los medios que permita la divulgación de opiniones e informaciones de cualquier persona o grupo social es tan violatorio de la libertad de expresión como la censura a un periodista o a un empresario que ya cuente con un medio para hacerlo. Es más, al ser el derecho a la información un derecho de doble dimensión, incluso es posible deducir que los medios de comunicación tampoco tienen derechos absolutos sobre las demás personas, sino que éstos también tienen responsabilidades en relación a sus oyentes y televidentes.

En la Opinión Consultiva se incorpora, en este sentido, la cuestión de la concentración de medios. Dice la Corte que por más derecho a difundir informaciones e ideas, es inadmisible, en esta interpretación del alcance de estos derechos en la Convención Americana, aceptar la formación de monopolios, pues si bien éstos ejercen su derecho, a la misma vez se está violando el derecho de todas las demás personas a acceder a una diversidad de putos de vista4. Esta nueva doctrina que comienza a plantearse desde la Corte Interamericana de Derechos Humanos se acompaña con algunos hitos interesantes e importantes a subrayar, desarrollados por otros organismos del Sistema Interamericano, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión. En la “Declaración sobre Principios para la Libertad de Expresión” aprobada por la Asamblea General de la OEA en el año 2000, uno de sus puntos recoge claramente esta relación entre la libertad de expresión y el acceso a los medios, así como la mención a la concentración de medios de comunicación en una o pocas manos como contrario a estos derechos.

Los monopolios u oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicación deben estar sujetos a leyes anti monopólicas por cuanto conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la información de los ciudadanos. En ningún caso esas leyes deben ser exclusivas para los medios de comunicación. Las asignaciones de radio y televisión deben considerar criterios democráticos que garanticen una igualdad de oportunidades para todos los individuos en el acceso a los mismos”

5. (…) la indebida concentración de la propiedad de los medios, directa o indirecta, como así también el control del gobierno sobre los medios, constituyen una amenaza a la diversidad de los medios, así como también otros riesgos, tales como la concentración del poder político en las manos de los propietarios y las elites gobernantes6.

En el Informe Anual de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH referido al año 2002 se incluye por primera vez un capítulo respecto a la relación entre la libertad de expresión y los medios comunitarios: “El ejercicio de la libertad de expresión por medios de comunicación comunitarios”7. Por primera vez en un informe anual de la CIDH se coloca el tema del acceso a los medios de los que aún no acceden a las frecuencias de radio y TV. Esta situación afecta, aún hoy, a importantes sectores sociales urbanos, campesinos, indígenas y otros.

Empieza a incorporarse en términos prácticos esta nueva perspectiva de la libertad de expresión: el derecho de quienes están teniendo dificultades de acceder y no solamente de los que ya tienen medios para expresarse8.

Dada la importancia que pueden tener estos canales de ejercicio de la libertad de expresión comunitaria, resulta inadmisible el establecimiento de marcos legales discriminatorios que obstaculizan la adjudicación de frecuencias a radios comunitarias9. (…)

La Relatoría entiende que los Estados en su función de administradores de las ondas del espectro radioeléctrico deben asignarlas de acuerdo a criterios democráticos que garanticen una igualdad de oportunidades a todos los individuos en el acceso a los mismos…

Fuente: Gómez Germano, Gustavo. "Nueva agenda y re-conceptualización de la libertad de expresión en las Américas". Publicado en la revista Diálogos de la Comunicación. FELAFACS, setiembre-diciembre de 2010 (Nº 82)
Sobre el autor: Profesor universitario, especialista en libertad de expresión y marcos regulatorios sobre radiodifusión, es Director del Programa de Legislaciones y Derecho a la Comunicación de AMARC-ALC (Asociación Mundial de Radios Comunitarias para América latina y el Caribe) desde el año 2001.

abril 19, 2011

Las imágenes que atrofian la mente

El homo sapiens –volvemos a él- debe todo su saber y todo el avance de su entendimiento a su capacidad de abstracción. Sabemos que las palabras que articulan el lenguaje humano son símbolos que evocan también “representaciones” y, por tanto, llevan a la  mente figuras, imágenes de cosas visibles y que hemos visto. Pero esto sucede sólo con los nombres propios y con las “palabras concretas” (lo digo de este modo para que la exposición sea más simple), es decir palabras como casa, cama, mesa, carne, automóvil, gato, mujer, etcétera, nuestro vocabulario de orden práctico.

De otro modo, casi todo nuestro vocabulario cognoscitivo y teórico consiste en palabras abstractas que no tienen ningún correlato en cosas visibles, y cuyo significado no se puede trasladar ni traducir en imágenes. Ciudad es todavía algo que podemos “ver”; pero no nos es posible ver nación, estado, soberanía, democracia, representación, burocracia, etcétera; son conceptos abstractos elaborados por procesos mentales de abstracción que están construidos por nuestra mente como entidades.

Los conceptos de justicia, legitimidad, legalidad, libertad, igualdad, derecho (y derechos) son asimismo abstracciones "no visibles”. Y aún hay más, palabras como paro, inteligencia, felicidad son también palabras abstractas. Y toda nuestra capacidad de administrar la realidad política, social y económica en la que vivimos, y a la que se somete la naturaleza del hombre, se fundamenta exclusivamente en un pensamiento conceptual que representa –para el ojo desnudo- entidades invisibles e inexistentes. Los llamados primitivos son tales porque –fábulas aparteen su lenguaje destacan palabras concretas: lo cual garantiza la comunicación pero escasa capacidad científico-cognoscitiva. Y de hecho, durante milenios los primitivos no se movieron de sus pequeñas aldeas y organizaciones tribales. Por el contrario, los pueblos se consideran avanzados porque han adquirido un lenguaje abstracto –que es además un lenguaje construido en la lógica- que permite el conocimiento analítico-científico. (…)

Y la cuestión es ésta: la televisión invierte la evolución de lo sensible en inteligible y lo convierte en el icto oculi, en un regreso al puro y simple acto de ver. La televisión produce imágenes y anula los conceptos, y de este modo, atrofia nuestra capacidad de abstracción y con ella toda nuestra capacidad de entender. 

Fuente: Sartori, Giovanni. "Homo Videns. La sociedad teledirigida". Taurus, Madrid, 1988.

abril 18, 2011

El periodismo no hace falta, los seres humanos tampoco


Desde hace al menos cinco años comenzó una campaña de empresas, organizaciones y sus profesionales y académicos asalariados directa o indirectamente que pronostica el fin del periodismo y su reemplazo por la tecnología. Como no es serio que una empresa que vende celulares, conectividad, cámaras espías o equipos de fotografía digital diga que sus dispositivos son el reemplazo de una de las profesiones prototípicas del sistema capitalista, lo que hacen es hablar a través de académicos que pertenecen a lo que algunos autores llamaron “optimismo tecnológico”.

Entusiasmados porque un mensaje de Twitter llega en forma inmediata,  no reparan en que el mensaje es un intermediario entre un producto hecho por uno o más periodistas y que, además, quien escribe el mensaje ignora en la mayoría de los casos qué está diciendo y por qué.

Las cinco preguntas tradicionales, -qué, quién, dónde, cuándo, por qué- que el periodista debe responder para abrir una nota puramente informativa desaparecen y son reemplazadas por un personaje de historieta “yo lo vi”, alguien que no tiene interés en cumplir un rol social sino en ganar con su alcahuetería un lugar en los medios. Los periodistas, cuya función ha sido históricamente la de participar en la construcción de una noticia que tiene varios componentes, son acusados ahora de ser intermediarios innecesarios y en la campaña no sólo actúan quienes venden dispositivos para intentar reemplazarlos –junto a los reporteros gráficos- sino por las propias empresas periodísticas.

Ni empleados ni precarios, gratuitos y descartables
Las empresas periodísticas, cuya concentración ha hecho estragos en todo el mundo -desde los Estados Unidos hasta Europa; desde el Norte hasta el Sur y de manera especialmente cruda en América latina- casi no pertenecen a empresarios de medios sino a accionistas de grupos financieros.

El lucro y los negocios conexos están por encima del sagrado rol de informar. Por eso necesita prescindir de los periodistas y los reporteros gráficos, así como desde hace más de 20 años viene trabajando cuidadosamente para prescindir de los gráficos y diseñadores. Supone que todos son reemplazables por dispositivos tecnológicos y allí tienen de aliados a quienes venden los dispositivos tecnológicos. El motivo es tan antiguo como el capitalismo: Bajar costos y aumentar el control.

La ecuación no es demasiado compleja, aunque es difícil de ver sin meterse en el barro. ¿Para qué pagar a un periodista y a un camarógrafo? Es más sencillo colocar cientos de cámaras espía en distintos puntos de la ciudad, que además de permitir llegar a la “noticia” con mayor rapidez, ahorra costos y las imágenes y videos se pueden comercializar para actividades no siempre dignas de una canonización. A reírse del Paparazi, porque las cámaras distribuidas por las empresas de medios son verdaderas espías, metidas allí donde el financista que maneja el medio y las cámaras quiere llegar o quiere hacer llegar a algún cliente que necesita algo, sea una información sobre un individuo o sobre un competidor.

¿Para qué contratar a una agencia de noticias? Para gastar plata, nada más. Las agencias noticiosas tienen periodistas, los periodistas están obligados a constatar las informaciones, hacer llamados telefónicos, interpretar, estudiar. Mejor un twitero al que le importa un cuerno si lo que dice es cierto o si se le ocurrió en ese momento, hace todo con gusto y no pide sueldo, aguinaldo, vacaciones, no se enferma ni molesta con pruritos pasados de moda como la ética y la solidaridad.

Twitter, entre 1984 y Matrix
Algunos, muchos millones, usan Twitter por moda. Otros porque se sienten solos y necesitan compañía. Otros porque de así pueden llegar a mucha gente. Pero como Twitter es una herramienta verticalista y autoritaria, en realidad se parece más a un telégrafo que a una radio. Cada uno produce un mensaje y si bien no tiene problemas en que quien quiera lo escuche (lo siga), se preserva bien de que no cualquiera pueda responderle o hablarle, en términos figurativos, claro. Comunicación unidireccional, de arriba hacia abajo, con seguidores que sueñan con compartir cosas con algún personaje muy “seguido”, tal como hacían o hacen los que se quedan a las puertas de un canal esperando que salga doña Mirtha Legrand.

Pero para las grandes empresas multinacionales productoras de equipos de fotografía digital y de otros dispositivos, Twitter es una bendición porque activa la compra de sus productos con la esperanza de convertirse todos en Tom Wolfe y alguno hasta debe pensar en Rodolfo Walsh. Pero la mayoría termina convirtiéndose en una mala copia de José de Zer. Y hay que ser berreta para ser una mala copia de José de Zer.

Si alguna vez Berger y Luckman en “La construcción social de la realidad” postularon que los medios tenían un rol de mediadores en la subjetivización de la realidad, también hablaron de legitimación. No pensaron en un aparato que en lugar de fabricar chorizos tuviera una entrada de productos objetivos y puros y a la salida entregara noticias perfectas y prístinas listas para ser consumidas por la población. Eso se parece mucho más a Matrix o al 1984 que imaginó Orwell.

Tal vez Orwell y su 1984 hayan sido los modelos de aquellos que intentaron y siguen intentando elevar a la categoría de periodismo a Wikileaks. Es lindo, porque es moda y decirlo es estar a favor de la corriente y ganar prestigio de académico avanzado y con “buena onda”, pero es, al menos, suicida.

La posibilidad de que un espía se meta debajo del inodoro para saber qué comió ayer el presidente de los Estados Unidos no es periodismo, es otra cosa. Si eso es periodismo, o si llega a serlo, es porque los seres humanos ya no somos. Tendremos que acudir a Neo, a ver si nos salva, o al Chapulín colorado.