Frases de cabecera

-"Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido." Malcolm X.

septiembre 16, 2011

El ranking, para el lunes

Hoy tenía previsto armar el ranking de "blogs más o menos K", pero interpreto que ninguno de los lectores y paseantes de nuestro blog tiene ganas de saber si subió o bajó en el nivel de lecturas según los parámetros de Alexa. Un día como hoy, por decir un lugar común, un grupo de chicos fueron torturados y asesinados salvajemente. No hay forma de torturar y asesinar sin que sea salvajemente, dirá alguno. Pero ensañados como estaban los grupos que se habían adueñado del país y que querían mostrarnos que también se habían apropiado de nuestros cuerpos fueron capaces de ser más brutales que la propia brutalidad.
Reproducimos un excelente artículo de El Ortiba, un sitio que seguimos atentamente y dejamos para el lunes el ranking de sitios "más o menos k", tal vez en recuerdo a don Néstor, que alguna vez hizo bajar el cuadro de un dictador de la pared sucia del Ejército.
Se conoce como Noche de los lápices a la desaparición y tortura, acaecida el 16 de septiembre de 1976 durante la dictadura conocida como Proceso de Reorganización Nacional en Argentina, de siete jóvenes estudiantes de entre 16 y 18 años, en su mayoría militantes o ex-militantes de la Unión Estudiantil Secundaria (UES), que demandaban en la ciudad de La Plata el Boleto Escolar Secundario (BES), que había sido suprimido por el gobierno militar. El testimonio de Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes, ha sido fundamental para la reconstrucción y denuncia de estos hechos.
ENLACES RELACIONADOS
La Noche de los Lápices - Agencia Telam   |   Declaración de Pablo Díaz en el Juicio por la Verdad de La Plata (1998)
Testimonio de Nelva Falcone (Nota diario La Nación, 1998)

A pesar de la noche, los lápices siguen escribiendo

El 16 de septiembre de 1976 diez estudiantes secundarios de la Escuela Normal Nro 3 de la Plata son secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. Tenían entre 14 y 17 años. El operativo fue realizado por el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejercito y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps, que calificó al suceso como lucha contra "el accionar subversivo en las escuelas". Este hecho es recordado como "La noche de los lápices".

LOS ESTUDIANTES SECUNDARIOS Y LA POLITICA ENTRE 1973-1976

El arribo de la democracia en el mes de mayo de 1973, luego de un proceso creciente de enfrentamientos contra la dictadura miliar que gobernaba desde junio de 1966, trajo consigo la irrupción en la vida política y social de los distintos sectores populares que habían experimentado un crecimiento sustancial durante las luchas; entre ellos, los estudiantes secundarios.

En el movimiento estudiantil secundario se vivieron experiencias hasta ese momentos inéditas en lo referente a participación política, en tanto ésta es atendida en un sentido partidario más o menos directo.
El diario La Opinión editó en 1973 un suplemento dedicado al análisis de los fenómenos políticos entre los adolescentes. En dicho suplemento se publicaron los resultados de una encuesta que realizó el periódico entre 252 estudiantes. Se comprobó que el 30,3% de los jóvenes encuestados tenía algún tipo de participación política.
La política había impregnado el conjunto de la vida estudiantil, dentro y fuera de los colegios. Las organizaciones políticas vieron incrementado notoriamente el número de sus militantes y el grado de su influencia. Según el suplemento citado, "las tres fuerzas más importantes son, en este orden, la Unión de Estudiantes Secundarios, (UES), la Federación Juvenil Comunista (FJC) y la Juventud Secundaria Peronista (JSP)"

La encuesta de La Opinión revelaba también que en 1973 los estudiantes secundarios se inclinaban ante figuras emblemáticas de la izquierda, con la salvedad de Perón, quién asumía, para una porción amplia de los estudiantes, contornos casi revolucionarios. Pese a todo, quien encabeza la encuesta era el Che Guevara con el 67%, a continuación venía J. D. Perón con 66% y a mayor distancia, Salvador Allende con 19%; Fidel Castro con 19%; Eva Perón 17 % y Mao-Tsé-Tung con 16%.
En esta encuesta queda por demás claro que para aquélla generación de estudiantes los referentes revolucionarios y socialistas eran los que ocupaban más espacio en la conciencia estudiantil.

En aquellos años se había alcanzado un nivel de conciencia, acción y participación bastante elevados con lo cual el nivel de cuestionamiento al sistema capitalista era de por demás peligroso para la burguesía y los sectores reaccionarios de nuestro país.
EL GOLPE DE 1976

En la historia de nuestro país, como en el resto de América latina, los golpes de Estado siempre estuvieron al servicio de la clase dominante y del imperialismo. Pero el golpe de Estado de 1976 se podría caracterizar no tan solo como el más sangriento vivido en la historia de nuestro país, sino también como el más pro-imperialista, ya que el estado político-económico que dejó la dictadura le sirvió al imperialismo para garantizar su hegemonía en la región durante décadas.
LOS OBJETIVOS DEL PROCESO

Uno de los objetivos más tenazmente buscado por la dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983 fue neutralizar a buena parte de la juventud y ganar a una porción para su propio proyecto reaccionario.
 La noche de los lápices (película completa) Ficha técnica
Para los que no encajaban en sus esquemas se aplicaban distintos métodos "preventivos", desde el asesinato y la desaparición, hasta la más refinadas formas de marginación social y psicológica, pasando, claro esta, por la clásica y tradicional prisión.
Cuando asumieron en 1976 los militares consideraban que en la Argentina había una generación perdida: la juventud. Esta, por la sofisticada acción de "ideólogos" se había vuelto rebelde y contestataria.
Si bien el gobierno militar toma en cuenta la situación en la que se encontraba la juventud argentina, no fue tan obstinado como para suponer que se debía atacar a toda la juventud por igual. La política hacia los jóvenes parte de considerar que los que habían pasado por la experiencia del Cordobazo y demás luchas previas a 1973, los que habían vivido con algún grado de participación el proceso de los años 73, 74 y 75, los estudiantes universitarios y los jóvenes obreros, eran en su mayoría irrecuperables y en consecuencia había que combatirlos. Para ello utilizaron un pretexto tan obvio como falaz: se trataba de subversivos reales o potenciales que ponían en riesgo al conjunto del cuerpo social. El ser joven pasa a ser un peligro.
Al mismo tiempo, y pensando en el largo plazo, se empieza a desarrollar una estrategia que va más allá de la eliminación del "enemigo". Se empieza a poner la mira sobre el relevo. Ahí están los estudiantes secundarios. Al momento del golpe tienen entre 13 y 18 años más de un millón de jóvenes.
EL TERROR EN LAS AULAS

Uno de los aspectos más dramáticos de la represión vivida en aquellos años fue el secuestro de adolescentes. Llegaron a 250 los desaparecidos que tenían entre 13 y 18 años, claro que no todos estudiaban. Muchos se habían visto obligados a abandonar la escuela para incorporarse al mundo del trabajo.
Pero de los procedimientos utilizados surge claramente que no se trataba de hechos aislados, sino de una investigación pormenorizada en distintas escuelas. En una entrevista concedida a un grupo de padres, un coronel de Campo de Mayo les expresó que se llevaban a los jóvenes que habían estudiado "en colegios subversivos para cambiarles las ideas".
El 16 de septiembre de 1976, 10 estudiantes secundarios de la Escuela Normal Nº 3 de la Plata, son secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. Todos tenían entre 14 y 17 años. El operativo fue realizado por el Batallón 601 del servicio de Inteligencia del ejercito y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps, que califico al suceso como "accionar subversivo en las Escuelas". Este hecho es recordado como "La noche de los lápices".

Informe TV sobre La Noche de los Lápices (2005)
Solo tres de ellos aparecieron un tiempo después. Pablo Díaz, uno de los liberados, declaró en el juicio a las ex juntas: "Yo pertenecía a la Coordinadora de Estudiantes Secundarios de la Plata y con los chicos del colegio fuimos a presentar una nota al Ministerio de Obras Públicas".
Levantaron chicos en algunos colegios que tenían "marcados" y enemigo era todo aquel estudiante que se preocupara por los problemas sociales, por fomentar entre los estudiantes la participación y la defensa de los derechos de los mismos.
HOY LOS LAPICES SIGUEN ESCRIBIENDO.

Hoy los estudiantes secundarios están de a poco recuperando aquella tradición de lucha y defensa por los derechos a una educación al servicio del pueblo y con mayor presupuesto.

Hoy los secundarios, sector dinámico de nuestra sociedad, tienen un doble desafío, que es la de reconstruir la memoria de lucha de nuestro pueblo y la de reorganizarse para enfrentar eL calamitoso estado de nuestra educación, ya que ellos son los más perjudicados.

Bibliografia consultada: Estudiantes secundarios: Sociedad y política, Berguier, Hechker y Schifrin.

Comunicadores Solidarios - Agencia Latina de Información Alternativa, 16/09/2005

Datos: www.alia.com.ar, Córdoba, 15 de Septiembre de 2005
[La ilustración pertenece a Ricardo Ajler]

septiembre 12, 2011

Eugenio Zaffaroni y los medios

Después de aclarar que el problema de “lo que los medios llaman inseguridad” no es exclusivo de la Argentina, porque se refleja en todo el mundo, Eugenio Zaffaroni dijo que “la creación de realidad de los medios masivos de comunicación funciona como publicidad del sistema penal y es un elemento del control social”. Juez de la Corte Suprema de Justicia y uno de los grandes referentes académicos mundiales en criminología, Zaffaroni habló durante un seminario de ADUBA (Asociación de Docentes de la Universidad de Buenos Aires) y de FEDUBA (Federación de Docentes de la UBA) que se realizó la semana pasada. 

En la oportunidad, el Juez se ocupó de uno de sus enfoques que generan resistencia: “Cuando un medio dice que los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra, lo que hacen es estimular a algún psicópata para que salga a cometer delitos, porque total, la imagen es que nadie los va a castigar”, dijo Zaffaroni respecto del rol de los medios en la promoción del delito.
 
Rodeado de personal docente de distintas universidades, Zaffaroni insistió en la necesidad de que la Universidad ocupe su papel mediante el trabajo de campo. “No podemos hablar de delincuencia, si no sabemos cuántos delincuentes hay, qué representan, cómo actúan, cuáles son sus víctimas, en qué barrios actúan, qué los lleva a delinquir y muchas otras variables que hoy se desconocen. Y no se puede hacer criminología si no se sabe nada sobre los crímenes y los criminales”, dijo en lo que parece una obviedad pero que marca cuál es el papel que algunos defensores de la población decidieron jugar.

Luego de aclarar que no es “apocalíptico” y que no creé que los medios sean irrecuperables, contrastó: “La verdad es que los medios nos están idiotizando en serio”. Describió algunos mecanismos que desde Prensa y Etica hemos denunciado más de una vez: “Edita, descontextualiza, muestra una parte recortada de la realidad”, dijo para aclarar que el papel de estímulo de la violencia por parte de los medios no es una exclusividad argentina.

“La creación de realidad, la publicidad vindicativa que mueve la venganza como salida poniendo al fr4ente a las víctimas, cuando son histriónicas o histéricas, hasta que ya no les sirven y los descartan”, dijo. Zaffaroni dijo que este mecanismo de los medios “interrumpe el duelo y lo deja parado en el momento del delito. La víctima se hace cargo de la culpa o busca un chivo emisario, un factor externo en el que fijar la venganza”.
De ésta manera, la sed de venganza acumula culpas, el personaje se hace impresentable y entonces es cuando se lo sacan de encima.

Zaffaroni reconoció en todo momento que “no es un fenómeno nuestro, es mundial” y marcó como hito en los Estados Unidos de los años 80, a los ahora ex presidentes Ronald Reagan y George Bush, que luego se extendió a América latina y a Europa.

El juez  de la Corte Suprema, que en la oportunidad asistió a título personal para brindar sus conocimientos a los universitarios que lo rodeaban, esbozó una teoría interesante: El poder necesita chivos expiatorios. Cuando hay terrorismo o delincuencia organizada, se focalizan en ellos y si no tienen chivos expiatorios organizados, comienzan a alertar sobre los delincuentes individuales, los que salen a delinquir para vivir.

Insistió en el trabajo de campo que se debe la Universidad y dijo que “a la criminología mediática no le interesan los muertos. Tampoco le importa el criminal grave, lo que le importa, como a la policía, es el “molesto”, el criminal que todos los días hace algo que no es muy grave”.