Frases de cabecera

-"Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido." Malcolm X.

diciembre 17, 2010

Periodistas y comunicadores en debate

Hoy sábado 18 de diciembre se hace la última actividad del año de la Corriente por una Comunicación Nacional, Popular y Democrática (CCNP), con un debate entre periodistas y comunicadores sobre temas que hacen a la profesión y a su papel en la vida de la sociedad. El cierre estará a cargo de Gabriel Mariotto y se hace a partir de las 10, en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (Av. del Libertador 8151). Entrada abierta, libre y gratuita...y popular, claro.



Quiénes y de qué hablarán:
Mesa 1: “El periodismo que nos demanda la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual”

Panelistas: Santiago Aragón (Lic. en Periodismo y Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ), Ernesto Espeche (Doctor en Comunicación, Director de la Carrera de Comunicación Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNCuyo y nuevo director de Radio Nacional de Mendoza)  y Alejandro Verano (Director de Radio y Televisión Argentina – RTA).

Moderadora: Miriam Mariotto (Periodista)

Mesa 2: “Memoria, comunicación y Derechos Humanos”

Panelistas: Diego Frisco (Periodista e historiador), Ariel Magirena (Periodista de Canal 7) y Cynthia Ottaviano (Periodista del diario Tiempo Argentino).

Moderador: Camilo Garcia (Periodista)

Mesa 3: “Bicentenario: comunicación e inclusión social”

Panelistas: Javier Vicente (Relator de “Futbol para Todos”), Federico Bernal (Columnista de CN23), María Rachid (Titular de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans – FLGBT), Tato Contissa (Periodista y escritor) y Víctor Ego Ducrot (Periodista, escritor y docente universitario).

Moderador: Diego Olave (Periodista)

Cierre: Gabriel Mariotto (Presidente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual – AFSCA)

En periodismo, no somos todos iguales

 Para periodistas, comunicadores, otros trabajadores de prensa, estudiantes de periodismo y de comunicación: Salió el número 2 de la revista La Gremial de Prensa, de la agrupación opositora en la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) que, a pesar del fraude, ganó en las empresas periodísticas más importantes y llevó a Osvaldo Bayer a la cabeza. Escriben, entre otros, Horacio González, Javier Vogel, León Piazek, Fernando Aguinaga, Néstor Restivo, Irene Haimovichi, Gabriel M. Wainstein, Facundo Martínez, Tato Dondero, Néstor Piccone, Nora Anchart y Marita Recoaro.
Reproducimos parcialmente una nota que elaboramos para la edición, que todavía huele a tinta fresca. La revista es de distribución gratuita y se puede pedir tomando contacto con la agrupación, en su sitio en internet o en Facebook, en el grupo "La Gremial de Prensa":
 
Vidas paralelas
Augusto y Natalia son periodistas y tienen muchas cosas en común: En la infancia hicieron sus primeras experiencias en el periódico escolar, en la secundaria alternaron la militancia con el periodismo, más de una vez les tocó armar o dirigir alguna revista barrial y siempre son los encargados de darle forma a los reclamos, los afiches, los mensajes solidarios, las jodas colectivas y todo lo que requiera cierta habilidad con las palabras. Se cruzaron más de una vez en otros medios y hoy trabajan en la misma revista pero hay algo que los hace distintos, como si transitaran por dimensiones paralelas: Tienen una percepción diferente de las estaciones del año.

Ella sabe que el invierno es frío y dan más ganas de compartir el mate o el café con sus compañeros de trabajo. También tiene claro que cuando se acerca setiembre comienzan a alargarse los días y que apenas el verano se anuncia llegan las fiestas findeañeras, los brindis, los regalos, algún peso extra con el aguinaldo y la ansiedad por las vacaciones.

El no tiene idea de los cambios de estación. Su calendario es continuo, no tiene cortes, salvo los que le imponen los cierres periódicos. Si hace frío, tendrá que comprar una estufa o tal vez se haya olvidado de pagar el gas. Si hace calor, sabe que se viene un verano para buscar más trabajo y la cercanía del fin de año le dice que tiene que producir durante 16 horas diarias en lugar de 12, para adelantar trabajo y cubrir sus vacaciones, pero sin olvidar que no debe pasar de cierto número de notas para que no lo suspendan por un mes.

Ella tiene claro que en cierto momento del verano se irá a alguna parte –si el sueldo le alcanza- y su trabajo estará a cargo de un compañero. Naturalmente, le adelantarán algo de dinero para que pueda gastar en su viaje, tal como se lee en la legislación laboral. El duda si le conviene viajar, porque cuando no está, no puede escribir y si no puede escribir no puede cobrar. Como Augusto no tiene un solo trabajo sino tres y cada medio tiene sus tiempos, por lo general en verano se queda a disfrutar de la ciudad vacía, a pesar de las protestas de su familia. Siempre es bueno estar en el verano para cubrir ausencias y tal vez conseguir más notas. 

Los dos son periodistas y hasta hacen el mismo trabajo: escriben y editan la misma cantidad de notas, en la misma revista. Augusto cobra allí un total de $ 2.000 al mes, cifra que arregló en 2007 con el jefe de redacción. Natalia entró a la revista en el mismo año, con un sueldo de $ 3.000, pero hoy ya cobra $ 6.000. Augusto es un trabajador de prensa no asalariado, pero todos lo conocen como “colaborador”, eufemismo que proviene del Estatuto del Periodista y que reemplaza a la palabra “precarizado”, más apropiada para su caso. Natalia es una trabajadora de prensa asalariada y no hacen falta eufemismos.

Cuando la empresa se resiste a aumentar los sueldos, hay asamblea y Natalia es de las que piden la palabra. Augusto tiene que ocultarse en su casa, porque sabe que si aparece en una asamblea, la semana próxima no escribirá, tal vez no vuelva a escribir ni editar en la revista y es posible que durante tres o cuatro años tenga que hacer un juicio contra la empresa para cobrar unos pesos. Para Natalia y sus compañeros, Augusto es invisible, o al menos lo ven muy esporádicamente.

Para la empresa, Augusto es un proveedor de servicios cuya factura se apila en un escritorio con las del plomero, la del encargado de la limpieza y la del negocio de productos de oficina. Para el jefe de redacción, Augusto es un dolor de cabeza con el que tiene que lidiar para hacer maravillas con los números y asegurarle sus $2.000. Es un amigo, pero es un problema y para continuar pagándole tiene que decir que no a las decenas de aspirantes a Augusto que lo llaman o le mandan mensajes de correo electrónico.

Augusto y Natalia tienen también una percepción diferente de las otras estaciones, las de la vida. Ambos orillan los 40 años y la jubilación es algo lejano, pero igualmente Natalia se siente un poco más segura y sabe que si conserva el trabajo alguna vez se retirará con 30 años de aportes y una retribución que saldrá de sus mejores sueldos de los últimos diez años. Augusto espera algún día que sus amigos lo llamen para un trabajo en relación de dependencia, porque teme que más tarde o más temprano le falten las fuerzas para tres trabajos, cero vacaciones, cero fines de semana y pocas horas de sueño. Teme que en un tiempo deba empezar a dejar de “colaborar” en algunos medios y a vender los ahorros que hizo con el despido de su último trabajo de prensa asalariado. Y después el departamento en el que vive con su familia y después, a jubilarse con la mínima de las mínimas, gracias al monotributo que viene pagando religiosamente para poder trabajar. Natalia sabe que si se enferma, tiene obra social y además alguien en la revista la reemplazará hasta su regreso. Tal vez le toque a Augusto.

Si la historia precedente fuera producto de la ficción, el lector podría aliviarse suponiendo que tal cosa no ocurre. Pero lo único que no es cierto son los nombres.

diciembre 14, 2010

Periodistas marginados, ética violada

(Por Rubén Levenberg) La precarización laboral de los periodistas es una realidad que ha convertido a la profesión en una de aquellas que tiene mayores proporciones de trabajadores marginados. El resultado de tal proceso de precarización se puede percibir a partir de una encuesta realizada en 2005 por el departamento de Salud Laboral de la OSTPBA (Obra Social de los Trabajadores de Prensa de Buenos Aires). Se obtuvieron las siguientes respuestas:

¿Cuál es su forma de contratación?
- Relación de Dependencia 47%
- Locación de Servicios 7%
- Colaborador 46%

¿En qué rama de la actividad se desempeña?
- Diarios 40 %
- Radios 11 %
- TV 8 %
- Agencias 6 %
- Revistas 35 %

Eligieron su trabajo…
- Por Vocación 53%
- Por Necesidad 40%
- Por Formación 25%
- Por Trabajo Familiar 5%

Lejos de mejorar, el cierre de medios y la concentración que llevó a la compra de unos medios por otros y si consideramos además que en la “locación de servicios” se incluyen colaboradores no permanentes que se desempeñan como “tele trabajadores” o “periodistas tercerizados”, puede decirse que más de la mitad de los periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y del conurbano de la Provincia de Buenos Aires están precarizados.

Esta situación, por un lado, margina a una parte importante de los periodistas, que escriben un alto porcentaje del material producido por los medios de comunicación pero no son considerados como periodistas profesionales. Por ello, quedan excluidos no sólo del derecho a la estabilidad laboral sino también del derecho a percibir un salario por su trabajo, vacaciones, aguinaldo, licencia por problemas de salud y por estudios. Además, en la mayoría de los casos, dado que se les impide escribir la colaboración número 24 y se los suspende de facto, también se los excluye del derecho al trabajo.

En coincidencia con el proceso de precarización de los periodistas del sector gráfico, los periodistas del sector audiovisual fueron sometidos también a un proceso de precarización, en la medida que las radios y canales de TV impusieron desde los años 70, pero sobre todo durante los años 90, el sistema de loteo de espacios que obliga a los periodistas a vender publicidad –directa o indirectamente- y a pagar una suma a un canal de TV o a una radio para poder trabajar. Por otra parte, desde mediados de los años 90, el trabajo domiciliario de los periodistas se vio potenciado con el uso de Internet, que consolidó el teletrabajo. El teletrabajo permite a las empresas tercerizar el empleo de prensa, derivar gastos de mantenimiento y equipos al trabajador, quien se convierte en un proveedor de servicios, hecho facilitado desde el punto de vista legal e impositivo por la obligación del uso de monotributo o factura de autónomos para trabajar.

A partir de la precarización del trabajo periodístico, cabe concluir que gran parte de los profesionales producen los contenidos de los medios, pero deben aportar su propia infraestructura, su espacio laboral y su equipamiento básico para el trabajo. No es una realidad exclusivamente de la Argentina. En otros países, la falta de relaciones laborales estables entre empresas informativas y periodistas es también un problema. Como dijera Josep María Martí, en España también hay una preocupación por “la precarización generalizada, por la destrucción de puestos de trabajo, por las dificultades de miles de periodistas jóvenes para acceder al mercado laboral…” (Martí, 2010)

Estas condiciones laborales ponen en serio riesgo la aplicación de las rutinas productivas de la profesión periodística y, en términos de Adela Cortina (1995), las responsabilidades lingüísticas de los periodistas quedan subsumidas en otras obligaciones, más sustanciales, como la del pluriempleo, las dificultades de salud y las complicaciones que genera el mantenimiento de su fuente laboral y el sustento de su ámbito de trabajo. Con escaso acceso a la capacitación, con falta de contacto con sus editores, quienes a su vez se ven sometidos a una sobrecarga laboral, las posibilidades de cumplir con un comportamiento ético y de satisfacer los requerimientos de los códigos deontológicos de la profesión, se ven seriamente disminuidos. Esta tensión entre la ética de la empresa informativa, que se desnaturaliza por la priorización del fin de lucro y la ética del periodista profesional, cuyas condiciones materiales de producción se ven deterioradas y por lo tanto dificultan el respeto de los códigos deontológicos es uno de los orígenes de la pérdida de ciudadanía de la prensa, considerada como el conjunto de las empresas informativas y sus profesionales.