Frases de cabecera

-"Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido." Malcolm X.

junio 20, 2014

Belgrano en el día de la Bandera argentina

No es bueno celebrar muertes sino nacimientos, creaciones, trayectorias, historias de vida, obras. Por algún capricho de algunos dirigentes nazionalistas, hoy festejamos el día de la bandera, a pesar de que las fechas son contundentes y difíciles de desmentir. Por esas cosas de la vida, la bandera argentina fue enarbolada por primera vez el 27 de febrero de 1812 en lo que hoy es la querida ciudad de Rosario.

Pero Manuel Belgrano, responsable de la decisión, muy a pesar del poder porteño, que rechazaba la idea de tener una divisa propia, nació el 3 de junio de 1770 y murió el 20 de junio de 1820 y era tan grande que siempre merece una mención, no importa cuál sea el día. Atrevido, desobediente, original, sensato, audaz, lúcido, honesto y humilde. Fue el primer periodista del Río de la Plata y el primero en pensar la redacción de un periódico con corresponsales y editores. Venía de una familia acaudalada, pero murió en la mayor pobreza. Se preocupó por la educación y destinó gran parte de sus ingresos a la fundación de escuelas, una de las cuales recién fue construida un par de años atrás, porque algún ministro tuvo la dignidad de homenajearlo de la mejor manera posible: Interpretando su voluntad.

Está demostrado que Belgrano también cometió errores, tuvo ideas de las cuales luego se arrepintió, era un mujeriego incorregible y solía discutir enfáticamente con los editores de los periódicos de la época de las luchas por la independencia. A veces era un comandante y a veces era un corresponsal de guerra. También suponemos que tenía gases, que se resfriaba y que iba al baño como todos nosotros.

Ya es muy conocida la escena de su muerte, en la cual el médico que lo atendía se negaba a cobrarle, no sólo por ser Manuel Belgrano sino porque no tenía dinero. Belgrano le ofreció su reloj, el médico no se lo aceptó y el creador de la bandera se lo puso igual en la mano. Quería pagar y pagó con un reloj que no hace mucho fue robado del Museo Histórico y que seguramente algún enemigo de las ideas revolucionarias de Belgrano debe exhibir hoy con orgullo en alguna de las vitrinas de su estancia.

Gracias Belgrano por la bandera, más allá de los matices y de las polémicas sobre la elección de los colores, que al fin y al cabo eran de la Orden de Carlos III de Borbón. Hubo distintas versiones e ideas, porque Belgrano fue uno de los revolucionarios más creativos a la hora de pensar en nuevas formas de gobierno, en salidas para que las colonias se independizaran.

Si los niños honran a la bandera y los soldados hacen la jura o los hinchas la agitan en los estadios, no debemos olvidar del uso que han hecho y hacen los fascistas y genocidas vernáculos. Hay quienes la miran y se acuerdan de los criminales, de la represión, de la tortura y de las desapariciones hechas en nombre de dios y la bandera.

Pero no son pocos los que rescatan que la celeste y blanca es nuestra, aunque haya sido ensuciada por dictadores, asesinos y cipayos admiradores de otras banderas y sobre todo de los billetes con el rostro de Benjamín Franklin, otro patriota respetable, pero de otro país, con otra bandera y otros intereses. Las luchas por la independencia llevan apenas dos siglos, que es un segundo en la vida de los pueblos de Oriente o de Europa. Esperemos que cuando hayan pasado muchos años más, las manchas de los dictadores y genocidas se hayan lavado con la felicidad de los pueblos liberados, en una unidad de América latina que, aunque a las grandes potencias no les guste, más tarde o más temprano será realidad. Era el sueño de Belgrano.