Como si sus antecedentes de niño distinguido y bonito al estilo de los 90 lo hubieran marcado, Martín Lousteau ha ganado protagonismo nuevamente, esta vez por un beso y no por una resolución ministerial. El ahora famoso besador estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires, pero se formó como economista en la Universidad de San Andrés, cuyo lema en latín es “Sic itur ad astra”, idéntico al de la Fuerza Aérea colombiana y que significa “así se llega a las estrellas”, algo de lo cual parece saber mucho.
Causa o consecuencia, su historia lo llevó al cargo de ministro de Economía peronista durante 132 días, en el comienzo del gobierno de Cristina Fernández. Jugaron a su favor las inocultables discusiones entre el ex presidente Néstor Kirchner y su ministro de Economía Roberto Lavagna, lo cual llevó a la nueva presidenta a buscar para el puesto a un técnico de menor perfil y a pesar de su juventud y su aspecto de chico de piso en la Avenida Libertador, Lousteau ya había sido funcionario del grupo Bapro y nada menos que Presidente del Banco Provincia.
Ahijado político de Javier González Fraga, fue asesor en el Banco Central de la República Argentina (BCRA) durante 2003 y 2004, cuando Alfonso Prat Gay, hoy economista de Elisa Carrió era su Presidente y otro Martín, también afecto a las chicas famosas, Redrado, se aprestaba a hacerse cargo de la entidad.
A pesar de su frustrado papel como profesor de tenis, su apellido lo emparenta con el deporte gracias a Félix, wing izquierdo de la célebre “Máquina” riverplatense, en la que aportó sus goles para obtener ocho campeonatos y, más recientemente, con Juan Carlos y Patricio, padre e hijo y amantes de la casaca de referí y de la camiseta de Rácing. Hasta allí los parecidos, porque Martín es un fana de Independiente.
Relatar su paso por el ministerio de Economía y de la excelente idea de su asesor en las sombras, González Fraga no es redundante. El ex desarrollista, ex presidente del BCRA y hombre que suele oscilar entre la ortodoxia y la heterodoxia ha sonado más de una vez como candidato a ministro, durante la corta presidencia de Duhalde, durante la presidencia de Kirchner a raíz de los cortocircuitos con Lavagna y luego cuando Lousteau cayó en desgracia. Su idea para racionalizar el sistema de retenciones que se plasmó en la resolución 125 fue la que llevó al gobierno de Cristina Fernández a un enfrentamiento con las patronales del campo que derivó en la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires el 28 de junio de 2008, Pero el tiempo mostró que el hombre de la barba candado y ex fabricante de dulce de leche no estaba equivocado. Los que habían errado el raquetazo fueron los que manejaron la acción política que debe preceder a toda medida económica y no buscaron el consenso con entidades empresarias del campo afines, como la Federación Agraria Argentina, que llevó a una polarización y convirtió a la organización que alguna vez condujera Humberto Volando y que fuera aliada de la CTA de Víctor Degennaro en el nervio y el músculo de la protesta campestre.
Luego de su caída como ministro, Lousteau pasó a convertirse en una nueva estrella del espectáculo al que son tan afectos los medios argentinos. El niño prodigio comenzó a olvidar su historia fugaz en el peronismo y a hacer declaraciones que le permitieran diferenciarse terminantemente del gobierno de Cristina Fernández, una estrategia que lo llevó cada tanto a alguna nota destacada en los diarios y revistas especializadas en negocios y economía y a recibir el halago de sus colegas que celebraron el retorno del hijo pródigo a sus tiempos de la Universidad de San Andrés, institución fundada durante un largo proceso en la etapa menemista con el objetivo de brindar una educación de alta calidad a la èlite vinculada al establishment, con estudiantes que son becados por empresas como Cargill, Bridas, Monsanto o el Citibank y que si hay algo que no tiene son problemas de financiamiento. El niño Martín ha vuelto al redil y el establishment festeja junto al mundo del espectáculo.
Para quienes tengan interés en saber algo de los cambios que se produjeron en el sistema universitario argentino durante los años 90, es interesante una ponencia que la especialista Angela Corengia presentó en la Universidad Austral -una entidad académica privada a la que se atribuye una fuerte vinculación con el Opus Dei- y que forma parte de su tesis de maestría en la Escuela de Postgrado de la Universidad de San Andrés.
1 comentario:
Más allá de su formación académica y sus padrinazgos (creo que también Alberto Fernández lo prohijó), Losteau terminó siendo una estrellita mediática.
Párrafo aparte: si bien no es esperable que quien se vaya del gobierno lo haga echando flores, es destacable lo mal que se van los que son exiliados del kirchnerismo: Losteau, Ocaña, los Libres del Sur...
Hay cierto déficit de manejo en este punto.
Un Abrazo
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