Frases de cabecera

-"Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido." Malcolm X.

febrero 13, 2010

El periodismo del "volcabulario"


A veces el periodismo se vuelve tan dependiente de las fuentes que termina utilizando un vocabulario uniformado, porque son las fuentes las que, a fuerza de dinero, consiguen que sus conceptos y sus términos se conviertan en el verdadero discurso los medios. Por eso me permití crear el neologismo "volcabulario", que es el vocabulario usado por muchos periodistas especializados en volcar en sus notas las palabras de sus fuentes. De regalo, un fragmento de un texto de The Wall Street Journal publicado en "The Press: A Critical Look From The Inside. Dow Jones Books, 1967" y reproducido en "La Prensa y la Etica. Ensayos sobre la moral de los medios masivos de comunicación", EUDEBA, Colección Temas, Buenos Aires, 1981. El resaltado en negrita e nostro.

En Boston y Chicago, una investigación sobre manejo de los diarios abortó súbitamente. En un caso, uno de los investigados resulta ser un accionista del diario y amigo del editor. En otro, la investigación amenaza poner en aprietos a un político que podría ayudar al diario en un proyecto de edificación.
En California, una tanda de pequeños diarios publica editoriales respaldando la posición de Detroit en lo que respecta a la seguridad automotor. Todas están redactadas de un modo similar. ¿Una coincidencia increíble, la identidad que se observa no sólo en las opiniones sino también de vocabulario y sintaxis? Difícilmente, ya que todos los artículos están extraídos de una sola editorial "enlatada", procedente de una agencia publicitaria de San Francisco.
En Denver, el equipo de publicidad de un importante matutino lucha con un problema aritmético. A un importante anunciante se le prometió hacerlo figurar en noticias e ilustraciones que oucpaban el 25 por ciento del espacio publicitario que comprara; el diario ya ha derramado una encendida prosa a lo largo de centenares de centímetros de columna sin acercarse a la cuota de "noticias" prometida y ya se le agotó la reserva de bellezas que decir.
Hechos semejantes no contribuyen, sin duda, a corroborar la imagen de objetividad y de celosa indepen dencia, que la prensa de los EEUU trató de proyectar con tanto ahínco. Sin embargo, las conversaciones con multitud de periodistas, directores de diarios, editores, encargados de relaciones públicas y otros revelan que las prácticas que comprometen -y a menudo subvierten- la integridad de los diarios son más comunes de lo que el hombre de la calle pueda soñar. La consecuencia: el comprador que espera encontrar la verdad por lo que paga cada vez que adquiere su diario, frecuentemente es defraudado.
Todos los diarios, incluyendo éste, tienen que lidiar con los halagos y las presiones ejercidas por determinados intereses, que buscan la distorsión o la omisión de la verdad. Ningún diario, incluyendo nuevamente éste, puede jamás tener la certeza de que cada integrante de su personal resiste permanentemente a estos halagos y a estas presiones. Pero en ciertos periódicos el mal comienza por la cúspide; es el editor mismo quien dicta una política informativa destinada a ayudar a un grupo o a atacar a otro.

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