En la Argentina, como en el resto de América latina donde los medios de comunicación se concentraron y luego fueron adquiridos total o parcialmente por grupos financieros del exterior, la libertad de prensa es exhibida como una barrera para ocultar los intereses económicos y políticos de los grupos dominantes. Para los medios argentinos Hugo Chávez es un cuco al que se acusa de cualquier maldad contra los medios, en una lamentable repetición de lo que se dice en Venezuela, donde los medios venezolanos pueden expresarse con total libertad, mucha más de la que gozarían en los países del llamado Primer Mundo. El caso más grave fue en 2002, cuando promovieron y apoyaron el golpe de Estado contra el presidente constitucional. Rescatamos un análisis interesante publicado en la revista Diálogos, de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación (FELAFACS), que surge de un estudio sobre lo ocurrido durante el golpe de Estado contra el gobierno venezolano en 2002.
El golpe de Estado que intentó derrocar al gobierno de Hugo Chávez en Abril de 2002 no ha sido, pues, una elección azarosa, este nos proporciona, por el contrario, más de una clave para echar luz sobre la controvertida relación entre democracia y medios de comunicación.
Para ello hemos considerado necesario articular el trabajo en dos momentos. En el primero, se analizarán las causas sociales, políticas y económicas que dieron lugar al golpe de Estado y la forma en que este fue llevado a cabo, teniendo en cuenta los ejes que, a nuestro entender, resultan cruciales a la hora de abordar el acontecimiento histórico. En un segundo momento, se esbozará un análisis teórico, que tendrá a los medios de comunicación como protagonistas y a la opinión pública como complemento para el análisis, ambos examinados desde su relación con el devenir democrático venezolano. Para esto nos centraremos fundamentalmente en dos autores: Monzón Arribas y Eliseo Verón.
¿Pueden los medios de comunicación brindar noticias completamente objetivas?, ¿es la neutralidad un valor a alcanzar? Estamos convencidas que la completa objetividad es imposible, siendo que siempre existe una toma de postura de los medios de comunicación respecto de las diversas cuestiones que informan. Sin embargo, esto no equivale a aceptar que los intereses políticos de un grupo determinado se resguarden bajo la bandera de la subjetividad. El abordaje periodístico del Golpe de Estado de 2002, lejos de haber expresado una mera interpretación de los sucesos acontecidos, ha llevado a cabo una deformación de los mismos, creando así una realidad social que no ha hecho más que engañar a la ciudadanía venezolana, atacando de forma perversa a la democracia. Es en repudio a los acontecimientos sucedidos entre el 11 y el 13 de abril de 2002 que se redacta este artículo.
- Antecedentes al Golpe de Estado de 2002
América del Sur está atravesando una etapa de profundas transformaciones, y Venezuela, sin duda, es protagonista y precursora de este proceso, ya que la aparición de Hugo Chávez Frías en el escenario político marca un punto de partida respecto de la aparición de los “nuevos líderes políticos”. Visiblemente el modelo neoliberal característico de la década de los ´90 está en plena decadencia, y en lugar de gobiernos que apuestan a una economía basada en el mercado, nos encontramos con un retorno del estado al centro de la escena.
Una característica que distingue a esta nueva etapa es la caída de los partidos políticos tradicionales que gobernaron estos países en las últimas décadas del siglo pasado. En Venezuela, estos partidos tradicionales eran AD (Acción Democrática) y COPEI (Partido Demócrata Cristiano) los cuales se vieron desplazados del escenario político por una nueva fuerza, “La V República” que cambió radicalmente su interlocutor, no teniendo ya como objetivo beneficiar al empresariado, sino que su discurso se dirigiría directamente al pueblo. El establishment tradicional colmó de corrupción al gobierno y generó un alejamiento de la ciudadanía respecto de la política, quedando ésta únicamente al servicio de los negocios sucios de unos pocos.
Inestabilidad, corrupción, pactos políticos y económicos que no hacían más que enriquecer a unos pocos y empobrecer a unos muchos, llevaron al pueblo al hartazgo, el cual se materializo en el famoso “Caracazo” (1989), una manifestación popular en rechazo al “paquete económico” neoliberal impuesto por el presidente Carlos Andrés Pérez, la cual terminó en intentos de saqueo, represión militar y una gran ola de violencia. El contundente “basta” del pueblo que recreó el Caracazo, marcó el comienzo de una nueva etapa en Venezuela.
El agotamiento y declive del típico mecanismo partidario se produjo primero, por un deterioro al interior de los mismos, lo cual generó luego, una desconexión y cierta desvinculación entre los partidos, el pueblo y la propia opinión pública. Una serie de transformaciones sociales y económicas y el surgimiento de nuevos sectores sociales, han afectado los partidos políticos tradicionales, quienes no sabiendo como adaptarse a esto, generaron su propio deterioro llevando a una disminución de la identificación partidaria.
El surgimiento de nuevas formas de acción colectiva se articula con el fin de subsanar los problemas de representatividad y canalización de ciertos intereses y demandas de un colectivo insatisfecho que ha comenzado a cuestionar la política tradicional. Los partidos políticos en Venezuela, desde la instauración del llamado “Pacto de Punto Fijo” hasta la segunda victoria de Caldera, en 1993, demostraron tener durante casi cuatro décadas el monopolio y la alternancia en el poder. Sin embargo, en 1998, con la llegada a la presidencia de Chávez, se produjeron cambios significativos en el sistema de partidos y en la correlación de fuerzas. Los partidos tradicionales, completamente debilitados, perdieron su estabilidad política garantizada por ese nefasto pacto, resultando triunfadora de las elecciones una fuerza nueva que vino a representar a las clases más pobres de Venezuela. Con el gobierno de Chávez acontece una explosión de la actividad política en todos los sectores de la sociedad. Este fenómeno sería caracterizado por Monzón Arribas como un ensanchamiento del público político, entendiendo como público a aquella parte del pueblo preocupada por los asuntos comunes, que hace públicos, visibles sus pensamientos al resto de la sociedad. Hugo Chávez fue generando, progresivamente, un crecimiento de la actividad política entre las clases más pobres, antes sumamente desinformadas y desinteresadas acerca de los devenires del poder.
Comprender este proceso, el cual fue extremadamente resumido en las líneas anteriores, es determinante para comprender las causas y los motivos que llevaron a la oposición a realizar un Golpe de Estado al presidente constitucional Hugo Chávez en el año 2002. Estas transformaciones en el campo político, que generaron el traspaso de poder de un grupo a otro, dejaron como resultado ganadores y perdedores. Los típicos partidos políticos que caracterizaron la historia de este país se encontraron en ruinas, sin legitimidad ni ningún tipo de respaldo. El pueblo pedía a gritos nuevas alternativas y en este contexto surge Chávez, en explícita oposición al resto. Por lo tanto, estos actores políticos que resultaron “perdedores” en esta redistribución del poder, se encuentran constantemente operando por lo bajo contra el nuevo gobierno para deslegitimarlo, debilitarlo y encontrar el momento justo para destituirlo.
Autoras:
Mariana Pereyra: Estudiante de quinto año de la carrera de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires, investigadora estudiante del proyecto “Institucionalización y profesionalización de la sociología en Argentina”, UBACyT (S425); artículo publicado “La Revolución Democrática del MAS” revista DEMOS PARTICIPATIVA septiembre de 2008.
Lucía Pinto: Estudiante de quinto año de la Carrera de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires, voluntaria en Área de Gestión de Proyectos de Fundación Metáfora para la Cooperación Internacional y el Desarrollo Sustentable.
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