Las protestas en Madrid en contra del ajuste económico son ignoradas, algo que no ocurrió semanas atrás cuando se trataba de los gobernantes árabes, tal vez porque si ocurre en Europa, mejor guardarlo debajo de la alfombra. O de los ataques sexuales de un funcionario. Si el sexo no fuera un gran negocio no existirían la prostitución, la pornografía, la trata de personas, el acoso, las violaciones, la pedofilia santificada y otros fenómenos que la humanidad conoce casi desde que se bajó de los árboles. Pero además el negocio no existiría si no fuera acompañado por la represión, la censura y, sobre todo, la hipocresía. Es lo que suele aparecer en los medios de comunicación masiva cuando se tratan ciertos temas. Mientras el presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI) Dominique Strauss-Kahn hace las delicias de diarios, revistas, radios, TV e Internet, como si el personaje y sus enfermedades fuera más importante que el acoso de la entidad internacional contra países enteros, el economista Martín Lousteau es hoy más conocido por su relación con Juanita Viale que por haber sido el autor de la resolución 125 cuando era ministro de Economía.
La interna en el FMI entre los malos y los peores tenía hasta hace pocas horas a Dominique Strauss-Kahn como adalid de los funcionarios internacionales que tenían más reparos para concretar el acoso contra los países europeos que desde 2007 vienen saliendo del sueño de las hipotecas infinitas y pasan de crisis en crisis.
Los” halcones” y las “palomas” del FMI –policías malos y policías buenos- discuten hoy cómo impondrán el ajuste económico en Grecia, pero todas las tapas de los diarios argentinos se ocupan de las andanzas sexuales de Strauss-Kahn y de las declaraciones de Martín Lousteau, quien salió a quejarse de que los medios invaden su privacidad desde que se convirtió en un protagonista del espectáculo porteño.
Los” halcones” y las “palomas” del FMI –policías malos y policías buenos- discuten hoy cómo impondrán el ajuste económico en Grecia, pero todas las tapas de los diarios argentinos se ocupan de las andanzas sexuales de Strauss-Kahn y de las declaraciones de Martín Lousteau, quien salió a quejarse de que los medios invaden su privacidad desde que se convirtió en un protagonista del espectáculo porteño.
No hay que ser demasiado perspicaz para ver cómo los medios presentan su agenda: Clarín, La Nación, Perfil e Infobae colocan en sus portadas online a Strauss-Kahn y Lousteau, pero ignoran lo que está ocurriendo en España, donde el ajuste impuesto por el organismo presidido por el ahora ex candidato presidencial del socialismo francés y aceptado sumisamente por el gobierno de Zapatero provoca una reacción que algunos medios internacionales asimilan a las protestas de 2001 en la Argentina y otros a los levantamientos en Egipto. El “acampe”, es una suerte de movilización de quienes dicen “si no tenemos trabajo ni casa ni futuro, mejor nos quedamos acá” y se instalan en plazas públicas para dar a conocer su protesta contra el ajuste. Esta mañana ya había más de 40 acampes en distintos puntos de España, pero al parecer para los medios argentinos lo que tiene importancia es el acoso sexual del presidente del FMI. No se trata de defender al acosador sexual, sino de observar cómo detrás de su brutalidad se oculta algo mucho más extendido, que es el uso del poder para someter al prójimo.
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