Las recientes elecciones primarias en Argentina, y lo mismo ocurrirá en octubre, excepto con los que quedaron fuera de fuego, mostraron a muchos economistas en lugares importantes prácticamente en todas las listas.
Los primeros candidatos a diputados nacionales por la capital federal, por ejemplo, eran economistas en 4 de las 5 listas más favoritas en las encuestas. Hablamos de cabeza de listas, con muchas posibilidades de entrar al Congreso.
Así, el viceministro de Economía nacional, Roberto Feletti, contador de profesión, economista en los hechos, fue primer candidato a diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires en la lista del Frente para la Victoria. El ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, el “golden” ya no tan “boy”, lo fue de la lista de Eduardo Duhalde. El economista Claudio Lozano, de la “CTA Pablo Micheli”, hizo lo propio en la lista capital de legisladores por el frente de Hermes Binner. Y Félix Herrero, un experto en energía, del Instituto Moreno, lo fue de la lista de Pino Solanas, que para presidente proponía a Alcira Argumedo, quien no alcanzó el mínimo requerido para participar en octubre.
La lista radical fue una excepción entre los cabeza de lista a legisladores de los 5 principales partidos o frentes, pero llevó a Javier González Fraga, otro ex Banco Central, durante el menemismo, directamente como candidato a vicepresidente.
También el oficialista FpV llevó al actual jefe del Palacio de Hacienda, el economista Amado Boudou, como candidato a vice.
Y la lista que incluyó al Partido Obrero llevó de candidato a presidente a otro, si no economista recibido, experto en economía internacional, Jorge Altamira. Inclusive su compañero de fórmula Christian Castillo, otro trotskista, es sociólogo pero sigue de cerca la economía internacional.
Hurgando más abajo en las listas hay muchos otros economistas, como Martín Hourest, ex radical, hoy legislador de la Ciudad, o Cristina Calvo, de las filas progesistas del cristianismo, hoy con Binner, o aun en aquellas que no llevaban nombre visibles, como la Coalición Cívica, un economista como por ejemplo Alfonso Prat Gay participa del círculo íntimo de la dirigencia partidaria. Uno podría agregar en las listas de liderazgos recientes al economista Ricardo López Murphy o, del PRO, a Federico Pinedo, en verdad abogado, aunque de familia de famosos economistas de antaño.
MILITARES, ABOGADOS, OBREROS PRESIDENTE
Los economistas ganaron lugar en la política en la medida que la economía colonizó a la política. Y muchos del mercado financiero lo hicieron en tanto las finanzas colonizaron a la economía.
Durante siglos, fueron los militares los principales dirigentes políticos, desde Napoleón o Washington hasta San Martín o Bolívar. Aun en el siglo XX lo fueron muchas veces, democráticos como Perón o dictadores como Videla. Pero en el siglo pasado dominaron la política, sobre todo, los abogados, con sus saberes especiales y mirando sobre sus hombros. Como a partir de la década de 1980 lo hicieron los economistas.
Caso extremo, en nuestra región, fue el Chile pinochetista, donde los Chicago boys del pensamiento fundamentalista y único, excluyente de toda otra concepción, impusieron su saber sin fisuras, pretendidamente científico, a la realidad política y social. Los Sergio de Castro y Sergio de la Cuadra, los Horst Lüders (quien todavía opina sobre los actuales sucesos en torno a la educación chilena, algo así como si en Argentina opinara el reo Martínez de Hoz) o Hernán Büchi (¿se acuerdan del mimado de Bernardo Neustadt?) impusieron el sello de que eran los economistas, y en especial los de su escuela de Chicago, los únicos portadores del saber para salir del atraso.
En los 90 los imitaron en muchos lados, y durante el neoliberalismo llegaron inclusive a la presidencia, como Alejandro Toledo en Perú, o los economista-empresarios Carlos Salinas o Vicente Fox en México, Gonzálo Sánchez de Lozada en Bolivia, para no hablar del clan petrolero Bush en Estados Unidos. O fueron cuasi presidentes: Domingo Cavallo con el menemismo y con Fernando de la Rúa en Argentina, Pedro Malán en Brasil, etc.
El cambio de siglo mostró, tras los períodos dominados por militares, abogados y luego economistas, una saludable y mayor diversidad.
Volvieron algunos economistas, bien que de diferente formato, como Rafael Correa en Ecuador, pero llegaron mujeres al poder (Cristina, Michelle Bachelet, Dilma Rousseff, Laura Chinchilla), obreros como Lula Da Silva, curas como Fernando Lugo, ex guerrilleros como Pepe Mujica, líderes indígenas como Evo Morales... Por primera vez, al menos en forma tan masiva, los presidentes de nuestra región se parecieron bastante a sus pueblos.
A juzgar por las listas electorales de ahora en Argentina, otra vez los economistas asoman.
Quizá la crisis global, centrada en lo económico y financiero, fuerce al electorado a pensar que hacen faltan saberes específicos, gente especializada que les indique qué hacer con los ahorros (aquellos que tienen), cómo seguirá la política social o la asignación universal por hijo (aquellos más postergados), qué va a pasar con el dólar, con los ingresos, con el empleo.
Pero no es igual a los 90. “La gente” ya no come vidrio, y menos las mentiras que surgen de los economistas que siguen ligados, sobre todo, al capital financiero.
(*) Periodista de Radio Nacional. Columna del programa Gente de a Pie, conducido por Mario Wainfeld.
De paso, un regalito: El link de "Economista de la city, tu no has ganado nada" (Búsquenlo por su nombre en Facebook.
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