No creo en los gurús, plural del término
"gurú", que se refiere a los maestros espirituales o a ciertas personas a
las cuales se les reconoce autoridad intelectual. En materia de cambio
tecnológico, la realidad parece burlarse de ellos día a día.
Como periodista he seguido la información tecnológica desde 1989 y
conocí todo tipo de profecías. A veces tienen la apariencia de predicadores electrónicos y en otros casos se muestran como una versión moderna de los antiguos filósofos que nos explican por qué los que no hagamos tal o cual cosa o no compremos tal o cual producto quedaremos fuera del mundo, seremos unos atrasados asimilables a los marginales de películas como Brazil o Blade Runner.
Lo más simpático de la cuestión es que aquellos que cada dos meses difunden supuestos
nuevos paradigmas que revolucionarán la forma de vivir de los seres
humanos pasan rápidamente al olvido y con ellos sus predicciones. Durante un tiempo guardaba en mi biblioteca los libros con los nuevos paradigmas y luego comencé a archivarlos en formato electrónico, porque la ciencia y la tecnología efectivamente avanzan. Con los años comprendí que conservarlos era de utilidad nula, pasaron a la historia de los desatinos sin pena ni gloria.
Es que la ciencia avanza y los cambios se aceleran exponencialmente de manera
arrolladora, pero con mayor rapidez y de manera casi siempre diferente
de lo anunciado por ciertos genios anticipatorios que años después nos
provocan una sonrisa.
Es que la revolución tecnológica se lleva por
delante las opiniones de los técnicos que hacen pronósticos y de los
cientistas sociales que los interpretan. Por ahora son reflexiones tiradas al mundo de la Web, pero de algo estoy seguro: En materia de TIC (Tecnologías
de la Información y la Comunicación) debo decir que creo en los
milagros, pero no en los santurrones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario