Frases de cabecera

-"Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido." Malcolm X.

marzo 09, 2011

Periodismo basura, también en España

Somos lectores asiduos de un blog español, DoctorAnda en Construcción, que publica relatos y opiniones punzantes sobre el periodismo, sus miserias y sus virtudes. Vale la pena para los lectores de Prensa, Etica y Periodismo mirar un artículo que dice mucho sobre el periodismo basura:


En estos últimos días hemos sido testigos de dos ejemplos de periodismo infantil, por decirlo con suavidad. En los dos casos, no puedo evitar imaginarme a un grupo de escolares, los más fuertes, molestando a un tercero, el más débil. Qué fácil es abusar de otra persona cuando se tienen los medios.
Ejemplo número uno
En el primer caso, el más grave, hemos visto cómo unas reporteras que trabajan para “El programa de Ana Rosa” (Tele5) utilizaban a la mujer del presunto asesino de la niña Mari Luz Cortés para sonsacarle información sobre el supuesto asesinato. La mujer, como se observa claramente en el vídeo que enlazo a continuación, carece de recursos psicológicos y comunicativos para soportar la presión de las profesionales.
Nota completa en: Casos de periodismo basura

marzo 08, 2011

Puro cuento


“El homosexual que criticaba a la aristocracia fue condenado por corrupción de menores”, podría haber titulado algún diario de hoy y, seguramente, a una mayoría no le llamaría la atención sino que se pondría a leer con fruición cada detalle del juicio. Pero ocurrió en Europa a fines del siglo XIX y el poeta y dramaturgo Oscar Wilde dejó páginas mucho más interesantes que las de algún pícaro periodista.
Si El Retrato de Dorian Gray, La Importancia de llamarse Ernesto o La balada de la cárcel de Reading son algunas de sus creaciones más conocidas y respetadas, no son menos valiosos algunos de sus cuentos, que todavía asombran a niños y grandes por su belleza y su visión irónica de las costumbres de la llamada buena sociedad.
Unos pocos párrafos alcanzan para entender por qué fue tan amado y odiado.

El joven rey se acercó hacia uno de los tejedores, se detuvo ante él y lo miró. Y el tejedor se puso furioso y dijo:
-¿Por qué me vigilas?¿Eres acaso un espía enviado por nuestro amo?
-¿Quién es tu amo, preguntó el joven rey.

-¡Nuestro amo! –gritó el tejedor con amargura. Es un hombre como yo. En realidad no hay sino una diferencia entre nosotros, que él lleva ricos vestidos mientras que yo visto andrajos, y que mientras yo padezco hambre, él sufre, no poco, de sobrealimentación.
-Este país es libre –dijo el joven rey-, y no eres esclavo de nadie.

-En la guerra –contestó el tejedor-, los fuertes esclavizan a los débiles, y en la paz, los ricos esclavizan a los pobres. Tenemos que trabajar para vivir y nos dan salarios tan bajos que nos morimos. Trabajamos para ellos todo el día, y ellos amontonan oro en sus cofres, y nuestros hijos desaparecen prematuramente, y las caras de nuestros seres queridos se vuelven duras y malvadas. Pisamos las uvas, y otros beben el vino. Sembramos el trigo y nuestra propia mesa está vacía. Llevamos cadenas, aunque nadie las vea, y somos esclavos, aunque los hombres nos llamen libres.

-¿Sucede así con todos? –preguntó el joven rey.

-Sucede así con todos –contestó el tejedor-: con los jóvenes y con los viejos, con las mujeres y con los hombres, con los niños y con los ancianos. Los comerciantes nos oprimen y tenemos que cumplir sus órdenes. El cura pasa a caballo rezando su rosario y nadie se ocupa de nosotros. Por nuestras callejuelas sin sol se arrastra la Pobreza con sus ojos hambrientos y el Pecado con su rostro ebrio marcha tras de ella. La Miseria nos despierta por la mañana , y la Vergüenza se sienta con nosotros por la noche. Pero, ¿qué te importa esto a ti? Tú no eres de los nuestros. Tu cara es demasiado feliz.

Y frunciendo el ceño se volvió y lanzó su lanzadera entre la urdiembre, y el joven rey vio que estaba tejiendo con un hilo de oro.

Y un gran terror se apoderó de él y le dijo al tejedor:

-¿Qué traje es ese que estás tejiendo?

-Es el traje para la coronación del rey –contestó-. ¿A ti qué te importa?

Y el joven rey lanzó un fuerte grito y despertó, y he aquí que se hallaba en su propia habitación, y a través de la ventana vio la gran luna, color de miel, suspendida en el aire crepuscular.

Fuente: Wilde, Oscar. “El Joven Rey”, en Wilde, Oscar, “Cuentos”. Editorial Grupo Norma, Bogotá, Colombia, marzo de 2010.  

marzo 02, 2011

Los papistas y el Papa

Desde que comenzó el enfrentamiento entre el kirchnerismo y buena parte de las empresas multimediáticas, una de las preguntas que se formulan quienes observan algunas conductas personales es cómo se llega a cambiar 180 grados de opinión sobre casi todos los temas de actualidad. Periodistas que tenían determinadas ideas y que eran conocidos en el mundo profesional por defenderlas con convicción, repentinamente giran y se convierten en defensores de cualquier cosa. El único objetivo parece ser disparar palabras y adjetivos contra un Gobierno.

Quienes tienen la oportunidad de vivir el clima desde adentro de los medios han comenzado a filtrar algunas observaciones que, naturalmente, no pueden tener nombre y apellido. Algunos se quejan de que tienen compañeros más papistas que el Papa, que se desesperan por firmar cualquier cosa y por mostrarse como alfiles de algún empresario que, dicho sea de paso, ni los conoce ni tiene interés en sus opiniones. “Acá hay tipos que por un cargo son capaces de matar a la madre. Nadie les pide que digan lo que dicen, nadie tiene interés en ellos, pero se desesperan por poner el rostro”, dice un colega mientras mira a un lado y a otro para que nadie lo escuche.

La encuesta que Ibarómetro realizó días atrás con 2000 periodistas de diferentes medios y tendencias parece coincidir con la visión de los que tienen que navegar todos los días en el ambiente estresante y agotador de los medios. El 73 por ciento se manifestó a favor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales y el 80 por ciento consideró que en la Argentina se respeta la libertad de expresión.

Si el 73 por ciento de los periodistas escribieran en coherencia con sus ideas acerca de la norma que reemplazó al decreto ley de radiodifusión de la última dictadura militar, seguramente la imagen sobre lo que se piensa no sería lo que parece. Si el 80 por ciento dijera lo que piensa sobre la libertad que tienen para expresarse, seguramente no escribirían lo que escriben. Por algo, la misma encuesta refleja que la mayoría de los colegas considera que el periodismo argentino es “mediocre e ideologizado”.

La pereza mental que impide pensar e investigar, la necesidad de adular al jefe para ganar algún puesto o algún aumento de sueldo –muchas veces sin que el Papa se los pida o se entere siquiera que existen- conviven con el estrés de muchos que tienen que callar para que no los señalen, para que no los denuncien, para que no los marginen. ¿Quiénes? Los mismos que caminan por los pasillos del periodismo con la mira puesta en el dinero y en el poder y no precisamente en el poder de informar.

febrero 20, 2011

Demasiado larga


Todos tenemos una. De vez en cuando, vale la pena actualizarla un poco...