Frases de cabecera

-"Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido." Malcolm X.

septiembre 13, 2010

Ciencias Sociales: La enfermedad de los años pares


 Foto: El edificio en construcción que los tomadores de facultades dicen que no se construye.


Respecto de la toma de la facultad de Ciencias Sociales de la UBA y el intento por lograr presencia en los medios para disputar la conducción del centro de estudiantes, reproducimos un documento de las agrupaciones de graduados de la facultad titulado:

LOS MEDIOS COMO FINES O EL CARRO DELANTE DE LOS CABALLOS

La toma de la Facultad encabezada por ciertos dirigentes estudiantiles, y saludada casualmente de modo fervoroso por la Asociación Gremial Docente y la Comisión Interna No Docente -de la misma extracción política-, dista mucho de parecerse a las practicadas por los estudiantes secundarios contra la política educativa desfinanciadora de la administración macrista. Mientras que en los Rodríguez Larreta, los Posse y los Bullrich campean los fantasmas de una ideología neoliberal que concibe a la educación pública como gasto, en Sociales hay, aunque aún insuficiente, un esfuerzo por fortalecer la calidad de la enseñanza, la investigación y la extensión.
¿Por qué, entonces, esta toma?
Muchos de nosotros, graduados de distintas carreras de Sociales y militantes estudiantiles en los ’80 y los ’90 participamos de grandes tomas. Por ejemplo, cuando los carapintadas promovieron el motín de Semana Santa, o cuando López Murphy intentó imponer el recorte al presupuesto educativo. La toma era la medida más extrema, la que exigía el mayor compromiso. A diferencia del momento actual, las puertas de la Facultad permanecían abiertas, permitiendo el acceso de compañeros estudiantes, docentes y no docentes, de modo de que la vida institucional se mostrara potente frente al autoritarismo militar y la mirada cómplice de la derecha. Por el alto costo que produce a toda la comunidad de la Facultad, la toma era un recurso extremo. Todo lo contrario al gesto vanguardista y sectario de los actuales dirigentes estudiantiles.
Tal vez una explicación a por qué la toma se pueda rastrear por el lado de las necesidades de reproducción material y simbólica de algunas elites políticas estudiantiles. A poco de las próximas elecciones de Centro de Estudiantes y de comisión Interna No Docente, no podía desaprovecharse la movilización y toma de los secundarios. Lo importante era lanzar la toma, luego buscar los motivos. Inicialmente el conflicto era por subsidios para el centro de estudiantes, luego por un vidrio que cada vez se fue haciendo más grande (la última vez eran dos planchas de 5 metros de largo cada una: cualquier parecido con un marco de puerta que se convirtió en viga es pura coincidencia…), luego por el edifico único (de nuevo, primero era “Edificio Único Ya!”, luego era "todas las carreras mudadas en 2011", finalmente "que salga, de onda, la licitación de la 3era etapa"), etc. El reciente llamado desesperado a “llenar de contenido la toma” (ver el blog del CECSO) nos habla de esta utilización instrumentalista de una herramienta de lucha que supo tener fines más nobles y urgentes.
Es lógico que buena parte de nuestros estudiantes se vean interpelados por reclamos que, particularmente para quienes acaban de ingresar, sean completamente legítimos, mientras se cursa en condiciones que distan de ser óptimas. Sin embargo, deben saber que los años pares en la Facultad de Ciencias Sociales son años de conflicto previsible, porque la elección de Centro no es obligatoria y se necesita movilizar el voto; y esto, además, se conjuga con la elección de comisión interna no docente. Particularmente, cuando existe coincidencia en las identidades políticas de ambos en la máxima de “cuanto peor, mejor”. Quienes llevamos más años en la institución, sabemos que en el cine continuado la película no empieza cuando uno entra a la sala.
Hay que reconocer que, en esta vulgarización de la política, estos dirigentes no están solos. Algún sector docente ha salido –en un fallido digno de psicoanálisis- a defender la toma en sí, en lugar de referirse a una hipotética legitimidad de las demandas. Se produce así una curiosa inversión de fines y medios: las demandas que se puedan agrupar resultan, en lugar de puntos de llegada del movimiento social, zanahorias para que tiren del carro un centenar de militantes necesitados de banderas movilizadoras, en una lógica más orientada a “reproducir” dichas élites que a promover el bien común. Incluso más: la toma, sus barricadas de bancos y sillas que quedarán inutilizados, las fiestas con entrada y barra pagas, representan una utilización privada de un recurso público, costeado además con los impuestos populares, recursos que todos sabemos escasos y que estas vanguardias, aplaudidas por algunos profesores juvenilistas y comisiones gremiales, vulneran sin culpa.

Por otra parte, la toma de Sociales, al encontrarse planteada como fin en sí, ha suspendido el entramado de diálogos y tradiciones propio de nuestra Facultad. Como no se inscribe en una lucha política de larga duración y sólo se apoya en un conjunto de reivindicaciones pensadas ex post como modo de llenar de contenido a la medida de fuerza caprichosa, no puede enmarcarse en ninguna discusión política de fondo que la llene de real trascendencia. Así, la Facultad de Ciencias Sociales fue tomada de rehén, en el marco de las necesidades de ciertos grupos políticos que arrastran a la institución detrás de sus intereses particulares.
La Facultad tiene problemas reales, entre los cuales el espacio físico es uno de ellos. Aunque todos, los más o menos informados (véase http://www.sociales.uba.ar/?page_id=555), saben que noviembre/diciembre era la fecha de finalización de la segunda etapa de la obra del nuevo edificio de Sociales. Pero también, lógicamente, tiene deudas respecto de otros órdenes como el académico o la relación de compromiso más fuerte que debería establecer con la sociedad y sus necesidades. Se trata de la Facultad más joven de la U.B.A. y la de mayor crecimiento desde su creación: en su matrícula, en su presupuesto, en sus cargos concursados, en la cantidad de proyectos y becarios de investigación, en la inserción de sus graduados en distintos campos de desempeño. Pretender dar respuestas a este desafío atentando contra el bien común es un suicidio que no podemos permitir y que sólo los inconcientes y su coro de aduladores pueden llegar a concebirlo como práctica política liberadora. El “luchismo” y la mera enumeración de reivindicaciones puramente gremiales desprovistas de política, precisamente despolitiza a la vida universitaria porque rompe el diálogo y desgasta una herramienta de lucha que merece mejores honras.
Podemos tolerar que la mayoría de los medios de comunicación, con su lógica de producción banalizadora, incluyan la actual toma de Sociales en una serie junto a las tomas de los colegios públicos porteños. Lo que no podemos tolerar es que algunas dirigencias políticas utilicen preocupaciones legítimas de toda la comunidad de nuestra Facultad para posicionarse de cara a próximas disputas electorales, convirtiendo al bien común en un botín vaciado de su sentido original y rellenado, como significante abierto, con sus propias necesidades de banderas. 

Propuesta Participativa
Graduados de Relaciones del Trabajo
Agrupación Lucía Cullen
Graduados de Trabajo Social

La Gironda
Jacobinismo en serio
Graduados de Sociología

NEXO 

Docentes, Auxiliares
y Graduados de Comunicación

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