Seguimos con la serie sobre la precarización laboral de los periodistas en otras partes del mundo. Ahora, un artículo de ABC, que no precisamente puede ser acusada de izquierdista:
Medios y Redes
«La gente recibe más información, pero banal y de poca calidad»
Pedro Farias, profesor y director del Informe Anual de la Profesión Periodística, critica las políticas erróneas a las que han recurrido los gestores de los medios y que han conducido a una degradación del producto informativo
Día 06/10/2010 - 13.15h
Pedro Farias, profesor de la Universidad de Málaga, lleva dirigiendo desde 2004 el «Informe Anual de la Profesión Periodística» bajo el auspicio de la Asociación de la Prensa de Madrid. En estos días, se afana para concluir la recopilación y análisis de los últimos datos que conformarán la nueva edición de este informe, que se presentará el próximo mes de diciembre. Los resultados, admite, no son nada buenos y reflejan un aumento importante del número de parados, en concreto, y a falta de los recuentos finales, la subida ha sido del 20% desde septiembre del año pasado. En la web de la asociación se apunta que se ha pasado de 3.030 profesionales desempleados en el periodo de 2008-2009 a 6.500 en esta última encuesta, si bien, en el cómputo global, hay unos 10.000 periodistas en paro o en demanda de trabajo, según señala Farias.
¿Cuál es el estado actual de la profesión?
Se encuentra en una situación de crisis y de transformación. Hay tres elementos que están acelerando el proceso de cambio que se está gestando en las empresas periodísticas. Por un lado, la crisis económica general. En segundo lugar, la crisis propia de los medios, que está llevando a los gestores de éstos a adoptar políticas equivocadas, que derivan en la reducción de costes a través del despido de personal. Esto, evidentemente, hace que la calidad del producto se vea resentida y ha generado una dependencia cada vez mayor de las fuentes de financiación, en concreto de la publicidad. Hay un tercer factor y es el cambio en los hábitos de consumo de los ciudadanos, que se han acostumbrado a la gratuidad de la información gracias a la oferta que encuentran en internet y otras plataformas o dispositivos móviles. A esto han contribuido los propios medios, que decidieron en su momento llevar sus ediciones a la Red sin cobrar nada.
La salud de la profesión está bajo mínimos, ¿no?
Sí. Se podría decir que tiene una mala salud de hierro. Está en una situación muy debilitada desde la perspectiva laboral y también profesional, entre otras razones, por esa dependencia tan grande de las fuentes de financiación. Se percibe una dependencia cada vez mayor de las fuentes de financiación
¿Estamos preparados los periodistas para afrontar los cambios que se están produciendo en la profesión y en los medios?
Creo que los profesionales de la información están preparados y cada vez más. La brecha tecnológica se percibe a partir de los 40 años, pero por debajo, las nuevas generaciones han crecido profesionalmente con la tecnología y, por tanto, la formación que tienen es adecuada para afrontar esa transformación. Esto no significa que no haya que mejorar, todo lo contrario, pero la gente que sale de las universidades está enormemente preparada y domina las nuevas herramientas.
Pero algunos profesionales no parecen estar dispuestos a cambiar su forma de trabajar, se percibe en ellos un cierto temor a adaptarse a las nuevas circunstancias...
Estoy de acuerdo, pero como ocurre en otras profesiones. Hay una cierta resistencia a los cambios. Pero no creo que las tecnologías sean sólo el problema, es verdad que les cuesta aceptar determinados cambios que les supone esfuerzos de adaptación, pero también desde las empresas no se les está ayudando a reciclarse. Los gestores de los medios tienen que colaborar en esta tarea y poner los medios para que sus empleados puedan acceder a una formación que se ajuste a las transformaciones de la profesión. Desde las organizaciones profesionales sí se están programando cursos interesantes de reciclaje y los periodistas están acudiendo.
¿Sigue habiendo más precariedad laboral en los medios digitales?
Rotundamente, sí. Son los medios en los que es más dificil conseguir rentabilidad económica, aunque está aumentando, pero aún cuesta lograrla. Por ello están en precario, porque aunque cada vez más gente consume información a través de internet, no se están obteniendo beneficios. No obstante, la mayor proyección profesional de futuro está aquí. Sin duda. Las empresas no están ayudando a que los periodistas se reciclen.
¿Qué formación se le exige hoy al periodista?
Considero que las mismas de siempre, que haga su trabajo bien y rápido. Es cierto que el periodista también tiene que dominar las nuevas tecnologías y los nuevos lenguajes digitales, pero aunque las formas han cambiado, el fondo sigue siendo el mismo. Siempre ha habido cambios tecnológicos a los que ha tenido que adaptarse el profesional y así lo ha hecho. Recuerdo, por ejemplo, en los años 80 la reconversión informática con la llegada de los ordendores a la redacción.
¿Qué opinas del «periodista orquesta»? ¿Responde a un propósito de las empresas para abaratar costes o se trata de una apuesta para adaptarse al nuevo entorno?
Es la unión de ambas cosas, pero lo cierto es que para las empresas tener un profesional que haga de todo es «miel sobre hojuelas», aunque la calidad del producto se vea mermada, porque evidentemente una persona no puede hacer todo bien. Se debe ir, por contra, hacia la especialización, es mucho más positivo para mejorar el contenido que se ofrece. Esto no significa tampoco que el periodista no sepa dominar los diferentes formatos. Lo debe hacer, pero no como una rutina diaria de su trabajo.
Las condiciones precarias a las que haces referencia, ¿en qué peligros se traducen?
Si entendemos que la información dota al ciudadano de libertad y que esa información le sirve para tomar decisiones, la reducción de costes y las deficitarias condiciones con las que se hace el trabajo periodístico no contruyen de ninguna manera a garantizar ese principio que además está recogido en las constituciones de todo el mundo. La salud democrática se resiente, porque el ciudadano ahora está recibiendo información más banal y superficial. No se le ofrece conocimiento. Recibe más contenidos, más volumen, pero la calidad de éstos es cada vez menor. Hay que hacer además un enorme esfuerzo para explicar a la sociedad qué es información y qué espectáculo, opinión... No cualquier persona que aparece en un medio es un periodista pese a que enarbole esta bandera. No se puede confundir a la gente.
Fuente: Diario ABC
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