Por Martín Becerra (U. Nacional de Quilmes – Conicet),
publicado en Revista El Estadista nº21, diciembre 2010, p. 27.
La anunciada filtración de más de 250.000 cables cruzados entre el Departamento de Estado de los Estados Unidos y sus embajadas en todo el planeta cuestiona varias nociones extendidas sobre la transformación del periodismo al finalizar la primera década del siglo XXI:
- La profecía sobre la muerte del periodismo analógico, estructurado por la edición de noticias en diarios luego amplificadas por radio e instaladas como imágenes por la televisión, está lejos de cumplirse. El mundo digital, previsto como relevo de los medios tradicionales, necesitó nutrirse de la redibilidad y el oficio editorial de cinco grandes periódicos para alcanzar un impacto que no hubiera tenido sin esa transferencia. En lugar de reemplazo tecnológico, fue la colaboración entre Internet como sinónimo de la velocidad y de manejo de gigantescos volúmenes de datos, y los viejos medios con sus competencias editoras y sus rutinas secuenciales lo que se conjugó como estrategia de alto impacto.
- El mito del sitio web autogestivo como alternativa de superación tecnológica al dominio que ejercen los grandes medios concentrados, fabricantes de la agenda pública, revela sus limitaciones: WikiLeaks precisó aliarse con cinco de las principales corporaciones periodísticas del mundo para que trascendiera la megafiltración. Esta alianza tiene costo en la independencia editorial. Un ejemplo evidente fue la selección de cables que presentó en los primeros diez días de la megafiltración el diario español El País (grupo Prisa, con intereses económicos en casi toda América Latina). La colaboración entre la flexibilidad que aportan nuevos actores del ecosistema informacional, como algunos sitios web, y la construcción de agenda que realizan los medios concentrados tradicionales, fue una de las claves del impacto obtenido.
- Otra noción que la megafiltración ha problematizado es la de “audiencia informativa global”. Si bien la audiencia de WikiLeaks es global, para conmover al mundo debe articular con contenedores de contenidos de carácter local, que conocen el temperamento de las audiencias nacionales y pueden adaptarse a sus tendencias.
- Las megafiltraciones ayudaron a comprender la relación circular que existe entre medios de comunicación y política: la diplomacia norteamericana se sirve de la publicación noticias (tanto de las zonas “fuertes” de información política como de las “débiles”, como los chismes) como fuente noticiosa, y a su vez constituye una de las más calificadas fuentes del periodismo. Los roles se alternan y se confunden: los medios de comunicación y los políticos o diplomáticos pueden ser fuente y recolector de información indistintamente. En términos de eficacia sistémica, el margen de error en la validez de la información que circula es muy alto por la endogamia que practican los agentes protagonistas.
- Aunque hay quien interpreta la megafiltracaión como fragilidad en la coraza de seguridad (Marcelo Cantelmi en Clarín, 4/12), el caso admite también otra perspectiva: la megafiltración confirma que Estados Unidos posee un aparato de inteligencia de alcance planetario que irriga con datos, estratégicos y superficiales, su sistema de toma de decisiones. La megafiltración es, así concebida, una advertencia y un correctivo interno acerca del control de datos del Departamento de Estado, pero también un disciplinador externo, pues las elites dirigentes del mundo son ahora más concientes sobre el conocimiento que la principal potencia planetaria posee sobre sus cuentas bancarias, sus planes de gobierno, sus opiniones y sus preferencias amatorias.
- WikiLeaks fue aludido como un ejemplo de compromiso radical con la información libre, en la mejor tradición del periodismo como perro guardián de la democracia. Sin embargo, el tipo de acceso que ha permitido Wikileaks sobre los cables, su alianza con corporaciones periodísticas que ejercen de filtro y que reconocieron que no difundirán los datos que entrañen riesgo para la vida de las personas y las advertencias previas que The New York Times, Le Monde y El País hicieron al gobierno norteamericano sobre el contenido de lo que publicarían, horadan el compromiso radical con la información libre.
- No obstante lo anterior, el cierre del sitio wikileaks.org, la presión sobre los hostings de Internet para que no alojen la página y las renovadas estrategias de censura revelan que mucho del antiguo sistema de monitoreo y control informativo sigue vigente, y que la censura no es patrimonio exclusivo de Corea del Norte o China.
- Uno de los efectos que produce la sobreabundancia de información es la indiferencia. Probablemente, la combinación entre datos sensibles sobre planes gubernamentales y chismes sobre la vida privada de gobernantes, conduzca en el torrente informativo a neutralizar la eficacia que la megafiltración podría tener en el conocimiento de la opinión pública.
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