Frases de cabecera

-"Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido." Malcolm X.

mayo 09, 2011

El negocio por encima de la ética y las leyes

En más de una ocasión hemos advertido desde Prensa, Etica y Periodismo sobre la tendencia de los periodistas a saltar por encima de las rutinas profesionales, de las normas legales y de las prescripciones de la ética con fines estrictamente comerciales o de competencia con otros medios. El viernes último Radio del Plata repitió durante todo el día, en su informativo que se emite cada media hora, una "información" sobre la violación de una niña de 17 años. No dijeron el nombre ni el apellido, pero mencionaron la parada de colectivo, la hora y algunos otros detalles. El hábito de los medios -escritos, radiales, televisivos e Internet- de jugar en las fronteras de la legalidad, no para cumplir un servicio a la población sino para estimular el morbo ciudadano y ganar algo de público, representa además una violación de los códigos éticos y de la responsabilidad de los periodistas.

La Argentina adhirió a la Convención Internacional por los Derechos del Niño mediante la Ley 23.849 de 1990 y además existen normas nacionales y provinciales que protegen en mayor o en menor medida la identidad de los niños, sean infractores de la Ley o víctimas de algún delito. A modo de burla y con un guiño al público para hacerlo cómplice, los periodistas y/o locutores que hacen informativos suelen brindar pistas para que el menos pueda ser identificado claramente, a pesar de que no se diga su nombre.

Un caso patético fue el de aquel menor víctima de un delito cuyo nombre en un canal de TV no dijeron, pero que quedó perfectamente identificado porque entrevistaron a la madre y en la puerta de su casa, por si alguna duda quedaba. Uno de los argumentos que utilizan los medios y sus periodistas a la hora de defenderse de las críticas por su actitud es que "el rol del periodista es buscar la verdad", desconociendo que la verdad es una construcción en la que el periodista tiene un rol decisivo y una responsabilidad indelegable.

Además de las violaciones legales en la que incurren los periodistas y/o sus medios al difundir directa o indirectamente los datos de un niño que haya participado de un delito, sea como presunto autor o como víctima, también violan los códigos deontológicos, se burlan de la ética periodística y de su responsabilidad como profesionales con un rol social.

La responsabilidad del periodista no termina en la construcción de una noticia ni en la búsqueda de elementos que le permitan construir un verosimil. También tienen que contemplar responsabilidades sociales que están considerados en casi todos los códigos de ética del mundo. Entre ellas, la de tomar en cuenta con mucho cuidado en qué forma un acontecimiento convertido en noticia puede afectar a los protagonistas del hecho y al propio público.

La competencia, el fin de lucro tomado por encima de cualquier otro objetivo empresarial, la necesidad de competir contra otros medios sin que importen las leyes o los códigos de ética llevan a que los medios y sus periodistas dañen tal vez para siempre la vida de menores que no pidieron ser marginados para terminar en el delito y que no pidieron ser víctimas de un delito. Es una irresponsabilidad que la sociedad debería sancionar con rigor. Pero, al parecer, estamos ocupados en otra cosa.

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