Algunos manuales de ética de los diarios especifican hasta el monto máximo que puede considerarse aceptable para que un periodista reciba un regalo. Otros directamente lo prohíben. Los pasajes en avión, hotelería y cenas en hoteles cinco estrellas durante una cobertura periodística suelen ser otras formas de hacer obsequios a los profesionales, tal vez un poco más sutiles porque mezclan trabajo con placer y la frontera se hace más difusa. El dilema de los periodistas es si aceptar o no los presentes supuestamente desinteresados que provienen de empresas, políticos, gobiernos y otros protagonistas de las noticias.
Las opiniones son diversas y cuando se toca el tema en los círculos de periodistas, la polémica oscila entre dos polos: Unos sostienen que pueden recibir regalos, viajes y otras dádivas y mantener su independencia respecto de la fuente. Otros advierten que la independencia no es una cuestión de voluntad porque en la relación con las fuentes actúan mecanismos psicológicos muy sutiles que superan fácilmente las barreras erigidas por el profesional.
Las opiniones son diversas y cuando se toca el tema en los círculos de periodistas, la polémica oscila entre dos polos: Unos sostienen que pueden recibir regalos, viajes y otras dádivas y mantener su independencia respecto de la fuente. Otros advierten que la independencia no es una cuestión de voluntad porque en la relación con las fuentes actúan mecanismos psicológicos muy sutiles que superan fácilmente las barreras erigidas por el profesional.
La voluntad y la energía que el periodista pueda anteponer para no saltar el límite difuso entre la gentileza y la corrupción se convierten además en barreras de papel cuando el profesional es uno de los precarizados que eufemísticamente se llama “colaborador”, que en muchos casos es convocado a aceptar dádivas por la propia empresa periodística, a veces para cumplir con algún compromiso comercial y en otros casos para reemplazar el pago en dinero por la transferencia de un regalo de terceros.
Entre el material abundante que se produce en todo el mundo sobre el tema, reproducimos más abajo una pequeña muestra, que es un fallo emitido en 2006 por el Tribunal Nacional de Etica y Disciplina del Colegio de Periodistas de Chile. El documento aborda diversos aspectos de la cuestión. Entre ellos, el señalado en el punto 4, que dice directamente que un periodista no puede ejercer su función pública si antes no se libera de todos los factores que pudieran condicionarlo y el 7, que menciona taxativamente la obligación de la empresa periodística de hacerse cargo de los gastos que implica el trabajo del profesional. Tratábamos de imaginar qué ocurriría si en la Argentina se intentara aplicar un dictamen semejante. Los destacados en negrita son nuestros:
Con motivo de las fiestas de fin de año, se ha transformado en una práctica habitual que personas o instituciones expresen su agradecimiento mediante premios, regalos o atenciones especiales a quienes estiman.
En el periodismo, como en otras funciones públicas, esta práctica puede alterar su independencia. Por tal motivo, el Tribunal Nacional de Ética y Disciplina, TRINED, del Colegio de Periodistas de Chile estima conveniente expresar las siguientes orientaciones:
1. La función profesional periodística no requiere otra gratificación –sea premio, regalo o invitación especial- que el salario contratado por tales funciones, y la conciencia del trabajo bien hecho.
2. El Código de Ética del Colegio de Periodistas de Chile estipula en su artículo 32 que sus miembros “sólo podrán recibir premios o galardones periodísticos asignados en mérito de su competencia profesional, y cuando ellos sean discernidos con la participación directa o indirecta del Colegio de Periodistas”. Además, en su artículo 32 agrega que “tampoco aceptará retribuciones o gratificaciones de personas, empresas o instituciones, ya que ello limitaría su libertad para informar sobre éstas”.
3. Especial gravedad ética alcanzan las prácticas extendidas entre empresas que promueven el uso de sus productos a título gratuito –incluso automóviles- por parte de “rostros” de medios de comunicación. Al TRINED le preocupa especialmente cuando esta situación alcanza a profesionales de la Orden.
4. Para un periodista no es posible perseguir responsabilidades éticas públicas si antes no se libera de todos aquellos aspectos que pudieran condicionar su actuación.
5. El TRINED comprende que existen obsequios que corresponden a lo que, por su valor, legítimamente puede considerarse una cortesía. Para esta calificación, siempre debe tenerse en cuenta que no se vea potencialmente afectada la independencia profesional del periodista.
6. Sin embargo, cuando estos obsequios exceden en valor a la calidad de cortesía, deben devolverse, indicando la razón ética que corresponde.
7. En cuanto a entradas a espectáculos, invitaciones y viajes, cabe recordar que los costos de producción periodística corresponden a la empresa periodística. Y que la independencia de un medio de comunicación se ve afectada, de manera aparente o real, cuando estos costos se traspasan a la fuente informativa.
Tribunal Nacional de Ética y Disciplina, TRINEDColegio de Periodistas de Chile
Santiago, 15 de diciembre de 2006.
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