Hay periodistas a los que uno respetó, otros a los cuales respeta y otros a los que respetará siempre. En esta última categoría entra Susana Viau, una colega a la que es un gusto escuchar y con quien ha sido un honor compartir algún trabajo. Por eso es más doloroso ver y leer algunas de sus notas de los últimos tiempos.
En la edición de Clarín de ayer domingo, en una nota de opinión en la cual no deja flanco del Gobierno para criticar -hasta el velatorio de Néstor Kirchner- cierra con dos párrafos en los que asegura que un funcionario estaba organizando todo para salvar a un club del descenso. Utiliza un giro potencial para cubrirse legalmente, pero la lectura no deja lugar a dudas.
Del texto en cuestión surge en primera instancia una imagen de cómo se trabaja actualmente en la prensa argentina. Las fuentes ocultas tendrían que ser un recurso excepcional, que se utilizaran sólo para preservar una identidad por problemas de seguridad, trabajo o familiares, pero nunca deberían ser el eje sobre el cual se construyen las noticias. Sobre todo cuando hay una reiteración de desaciertos, cuando luego de ocurridos los hechos queda demostrado que las versiones "off the record" fueron sólo eso, versiones. Cabe pensar entonces si no hay un error en elegir fuentes ocultas que se empeñen en brindar todo el tiempo información falsa a los periodistas.
Para los que no tienen interés en el fútbol, la noticia puede ser poco importante y tal vez lo sea, pero ayer domingo Ríver Plate descendió a la segunda división de la liga argentina. Sin embargo, durante la misma mañana, antes del partido en el que quedó definida su caída, la lectura de los dos últimos párrafos de la nota aludida dejaban en claro que las cosas iban a ser diferentes. ¿La realidad se impuso a la ficción? No descartamos que haya sido a la inversa, que las fuentes hayan dicho la verdad a la periodista y que haya tenido mala suerte. El tiempo dirá.
N. de la R.: Aclaramos que los resaltados en negrita son del original.
(...) Según cuentan quienes tienen acceso privilegiado a la intimidad de Olivos, Carlos Zannini está convencido de que las elecciones de octubre abrirán las compuertas de un proceso fundacional.
Con esa premisa trabaja febrilmente en la confección de listas que configuren un virtual “copamiento” de los distritos y en el armado de fórmulas que conviertan a las provincias en satrapías.
Cohesión ideológica y mando único son sus consignas. En los ratos libres, él y el entorno de la Presidenta analizan la crisis de River, un escándalo providencial que, en lo inmediato, ha servido para neutralizar las propiedades corrosivas del caso Schoklender y relegar las denuncias en el INADI a un tranquilizador segundo plano. Sin embargo, el problema no tiene una sola cara . El kirchnerismo está seguro de que, si el equipo de J.J. López desciende a la “B”, una nube de malhumor envolverá a una amplia franja de la población y el malestar nunca es un buen aliado de los oficialismos en campaña electoral. Alertada del peligro, Cristina Fernández habría comenzado a buscar una fórmula que saque a los millonarios de la calle de la amargura . Suena delirante, pero ninguna fuente consultada se atreve a negar de plano esa posibilidad.
2 comentarios:
Hola Rubén
Seguramente la "reserva de las fuentes" es una condición sine qua non para ejercer la libertad de prensa.Puedo entenderlo, y lo comparto. Pero también seguramente implica una responsabilidad por parte de quien la toma, un chequeo mínimo para determinar su validez, el cual, por supuesto, puede ser falible. No conozco a tu colega, pero el tenor de lo escrito parece ir muy, demasiado, en consonancia con el espíritu de Clarín como para pensar en "inocencia".
Un Abrazo
Más que inocencia, supongo que es producto de un fervoroso odio hacia el Gobierno actual, que se filtra inevitablemente en las notas. Como siempre, Sujeto, gracias por la visita y por la participación. Un abrazo.
Publicar un comentario