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-"Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido." Malcolm X.

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julio 15, 2013

Paritarias 2013: Los dos periodismos

Los trabajadores de la prensa escrita de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Conurbano llegaron a un preacuerdo con las patronales en el marco de la paritaria 2013. Se trata de un avance importantísimo para quienes trabajan en las empresas periodísticas y es una noticia que debe alegrar a todos los periodistas.

Pero, lamentablemente, el acuerdo no incluye a los miles de colaboradores precarizados que son marginados por el Estatuto del Periodista, ley que los califica como "colaboradores ocasionales" y dice taxativamente que no son periodistas profesionales.


El Estatuto, que fue un avance extraordinario en los años 40, cuando fue promovida por los trabajadores en acuerdo con el entonces presidente Juan Domingo Perón, hoy genera una barrera entre los trabajadores asalariados y los que están marginados. El problema es que se trata de casi la mitad de los periodistas que producen contenidos en los medios argentinos. Puede decirse que la mitad de los periodistas argentinos están protegidos por el Estatuto y la otra mitad no.

Puede decirse que hay dos clases de trabajadores de prensa, los que son legitimados como trabajadores por el Estatuto, por los gremios y por el ministerio de Trabajo de la Nación y los que trabajan, pero no son reconocidos.

Perón firma el Estatuto del Periodista, en 1946
El tema es grave pero nadie menciona cuál es la realidad. No es lo mismo ser un "colaborador incluido en el Estatuto del Periodista" que uno excluido. Los primeros tienen relación de dependencia y son muy pocos, un porcentaje ínfimo del total de periodistas. Los segundos son casi la mitad del total. Los primeros siempre han recibido aumentos cuando el gremio recibe aumentos. Los otros jamás.

Hoy puede decirse que hay dos clases de periodistas, dos tipos de trabajadores de prensa. Unos tienen gremio, paritarias, ley. Otros no tienen más que su fuerza de trabajo.

El comunicado oficial del gremio porteño
La Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) informó que hoy, viernes 12 de julio, se arribó a un "Pre-Acuerdo Paritarias Prensa Escrita 2013", a instancias de una propuesta de síntesis (elevada por el Ministerio de Trabajo),que fue aceptada por la Conducción de la UTPBA y la totalidad de los miembros paritarios, ad referéndum de las Asambleas de Base que se realizarán en diarios, revistas, agencias (nacionales e Internacionales) y Punto.Com.
La UTPBA, tras 21 reuniones paritarias y Planes de Lucha surgidos de las Asambleas, y llevados a cabo por los trabajadores de prensa, reivindica la metodología democrática utilizada para que sean los mandatos de las Asambleas de Base, los que marcaron el trabajo de las Paritarias 2013.

En ése sentido, los representantes de la Organización, Jorge Muracciole, secretario Gremial y Héctor Sosa, secretario de Prensa, ambos paritarios por la UTPBA, informaron sobre los puntos principales del acuerdo paritario a llevarse a Asambleas. Al tiempo que señalaron como un "paso muy importante", haber encuadrado a todas las Cámaras Patronales dentro del Convenio de Prensa Escrita.

Los puntos del pre-acuerdo y que se llevarán a las Asambleas de Base son:

a) Incremento del 26 % sobre la remuneraciones de las dos escalas consideradas por las partes, en tres tramos: 10%, 9 % y 7% no acumulativos, en los meses de (abril o mayo según la escala), agosto 2013 y enero 2014.

b) Una garantía de incremento sobre los salarios reales de 23% para las remuneraciones de hasta 12.500$, en tres tramos del 10%, 9% y cuatro por ciento, en igual período indicado en el punto anterior.

C)Una Garantía de incremento sobre los salarios reales de 22% para la remuneraciones brutas superiores a 12.500 pesos. En tres tramos, del 10, 9 y 3 por ciento, en los mismos meses.

d) En el caso de Colaboradores Periodistas Profesionales comprendidos en el Estatuto del Periodista, una garantía de incremento del 23%, en tres tramos, indicados en el punto B.

e) Establecer el Día del Periodista de cada año como DIA NO LABORABLE, disponiendo que para el caso que el empleador decida que se preste servicio, los trabajadores de prensa percibirán una suma adicional del 100%

e) En lo concerniente al concepto guardería un monto 1.100 pesos, mensuales.

f) En cuanto al concepto antigüedad, una suma fija de 35 Pesos, para la antigüedad computable hasta el años 2013, con claúsula de enganche para el reajuste de esa suma de acuerdo al porcentaje que se establezca en las siguientes paritarias; y a partir de la antigüedad  computable para el año 2014 con base en el años 2013. El 1% sobre remuneración básica de la categoría aspirante, según cada escala, que se adicionará a la que corresponda por la antigüedad al año 2013, conforme a la suma que se encuentre vigente.

h) Los incrementos salariales indicados precedentemente sólo serán absorbibles por los aumentos voluntarios otorgados durante 2013 y a cuenta de la presente ronda paritaria.

junio 07, 2013

Periodismo y fantasía



Hoy es el día del periodista en la Argentina, porque un jueves 7 de junio, en 1810, apareció la primera edición de la Gazeta de Buenos-Ayres, que por orden firmada por los miembros de la Primera Junta el 2 de junio llevaría bajo el título una sentencia de Tácito: “Rara temporum felicítate, ubi sentir, quae velis, et quae sentías, dicere licet”, que en castellano significa “Rara felicidad de los tiempos en que se puede decir lo que se siente y sentir lo que se quiere”.

Para explicar las razones de su publicación, la Junta señalaba que “El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con que miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos”. Le cupo a Manuel Alberti la responsabilidad de recopilar las notas y a Mariano Moreno la tarea de redactar los artículos de fondo.

La figura de Moreno, quien lideraba la corriente patriota más decidida en la lucha por la emancipación, quedó también para la historia como un símbolo y un modelo para generaciones de periodistas argentinos, aunque el primero, como postula César Díaz, fue Manuel Belgrano, corresponsal de El Correo Mercantil de España y Sus Indias.

Casualidad o no, Belgrano y Moreno, además de dos calles que corren paralelas en el centro de Buenos Aires, fueron dos hombres de la revolución apasionados por el poder de la letra, comprometidos con la Revolución y, pocas veces se dice, dos grandes desobedientes. Es una cualidad que a uno le costó la vida y a otro el desagradecimiento y el maltrato por parte de algunos de quienes habían sido sus compañeros de lucha.

Enfrentado con Cornelio Saavedra, Moreno jugó su última carta antes de ser destituido y enviado a Londres en un viaje en el que moriría sospechosamente un 4 de marzo de 1811. Ante los devaneos monárquicos de Saavedra, dictó el decreto de Supresión de los Honores, en el que decía:

“La libertad de los pueblos no consiste en palabras, ni debe existir en los papeles solamente…Si deseamos que los pueblos sean libres, observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad. ¿Si me considero igual a mis conciudadanos, porque me he de presentar de un modo que les enseñe que son menos que yo?”

Poco más de doscientos años después de la Revolución de Mayo y de aquella apelación al “dogma de la igualdad” de Moreno, el periodismo argentino emergente de una profunda transformación, corre el riesgo de acercarse más a ciertas ansiedades de la burguesía europea para parecerse a la aristocracia que a los patriotas de principios del siglo XIX.

En el cruce del periodismo con el espectáculo, en gran parte originado tras la irrupción de la televisión en los años 50, los genes de la fama y los devaneos narcisistas conspiran como nunca frente los fundamentos del trabajo periodístico. Así se desmienten, o se olvidan las enseñanzas de los grandes maestros para quienes la noticia debía ser el único protagonista de un artículo. Hoy parece ser más importante el individuo convertido en “famoso”, que viste grandes marcas y maquillaje.

Se rinden honores a Rodolfo Walsh, pero poco o nada se destaca su acto simbólico de caminar literalmente las calles para repartir su histórica carta a la junta dictatorial. El final de su vida fue, además de un acto de lucha que lo enaltece, un ejemplo del culto a la libreta, a la lapicera y a la calle como armas para informar. Más de un centenar de periodistas son un homenaje a la lucha en la calle, detrás de la máquina de escribir. Y deberíamos recordar a los que no desaparecieron, pero que sufrieron el exilio, la persecución interna, como el inolvidable Alipio Paoletti, tozudo editor y periodista que jamás guardó sus banderas bajo la alfombra. O el poeta Julio Huasi, exiliado y a su regreso víctima de la precarización laboral de los periodistas, una marginación que lo llevó al suicidio.
La fantasía social acerca del periodismo confunde al deber de informar con el protagonismo del espectáculo y entroniza al individuo por encima del colectivo. Los mensajes con halagos son reproducidos sin pudor, las interpretaciones no se fundamentan sino que se dicen desde la supuesta autoridad que brinda un medio de comunicación.

Esta visión fantasiosa llega a un punto en el que se confunde al trabajador de prensa sacrificado y mal pago con un artista famoso. Pocos o ninguno de los que hoy saludan por el día del periodista recuerdan que este 7 de junio de 2013 coincide con las semanas en las que se realizan las paritarias de prensa, por segundo año consecutivo.

En la fantasía popular acerca del periodismo, no se concibe la existencia de la marginalidad o de los salarios bajos, del maltrato, de las violaciones permanentes a los derechos de los trabajadores de prensa. El mito del periodista omnipotente remite a un profesional que, montado en su diario, su revista, su programa o su cuenta en una red social se enfrenta valerosamente al poder, sea el Estado o las grandes corporaciones.


Pero los periodistas son trabajadores que tienen que pelear por sus propias condiciones de existencia, algo que se conoce poco porque paradójicamente son los propios medios los que tendrían que informarlo y, en defensa de sus intereses, tienen un pacto de silencio. Es el mismo pacto que tematiza a favor de los grupos financieros y corporativos que son sus propietarios.

La concentración mediática, la creación de enormes oligopolios controlados por grupos financieros construyó una imagen de periodismo que identifica erróneamente a los trabajadores con millonarios del espectáculo.

Pocos o ninguno recuerda que la inmensa mayoría de los periodistas argentinos –y podríamos extenderlo al resto del mundo- no tienen salario, no tienen vacaciones, no tienen aguinaldo, no tienen derecho a licencia por enfermedad, no saben si mañana tendrán trabajo, no tienen paritarias, no tienen protección gremial. Los asalariados de prensa no son privilegiados, son trabajadores que luchan por sus derechos y es un hecho histórico que hoy, por segundo año consecutivo, puedan discutir sus salarios y sus condiciones de trabajo en las paritarias. Los “colaboradores” de prensa no tienen ningún derecho ni protección y son la gran deuda de una sociedad que prefiere amar al “famoso” antes que ponerse al lado del marginado. Y ya se sabe que la fama es puro cuento.