La discusión entre Gabriel Mariotto y Horacio Verbitsky durante un encuentro en el ND Ateneo existió y demostró que en el kirchnerismo no hay autoritarismo, ni líneas impuestas de arriba hacia abajo. Si el hombre de Página 12 –al que en otras oportunidades los medios oligopólicos han descalificado de todas las maneras posibles- dijo que la “libertad de conciencia” y el derecho de acceso a la información pública son deudas del Gobierno, Mariotto prefirió resaltar los logros del Gobierno, entre ellos la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
El diario Clarín, en una crónica firmada por un colega al que dejaremos solo con su conciencia, rescata el hecho del debate como muestra de fisuras y no como prueba de la democracia interna de un sector político, hace deducciones acerca de lo no dicho por Verbitsky y obvia lo más importante: Verbitsky reclamó por la libertad de conciencia, que es responsabilidad de la legislación, pero que de aplicarse afectaría especialmente a las empresas periodísticas, que obligan a los periodistas a decir y firmar lo que les conviene a los empresarios y sus accionistas, por encima de sus puntos de vista profesionales y de sus ideas.
Seamos claros: Desde que los medios de comunicación se concentraron en todo el mundo y se convirtieron en unidades de negocios de grandes grupos financieros, las violaciones a la libertad de expresión provienen de las empresas periodísticas. Desde que las empresas concentradas precarizaron a la profesión periodística y la convirtieron en un trabajo semi-esclavo con el mayor nivel de desocupación de la historia, la libertad de conciencia es violada todos los días por las empresas periodísticas, que obligan a los periodistas a convertirse en militantes de sus intereses o en colaboradores multitrabajo para no tener que depender de un solo patrón. Lo demás es hipocresía.
Si algo falta para entender cómo funciona el nuevo modelo de periodismo, un párrafo de la crónica, por su estructura, se convierte en casi un leading case, como dirían los anglosajones. Nos tomamos la libertad de subrayar lo que a nuestro entender es una aberración periodística: “Pero hay una agenda ampliada de libertad de expresión a la que el kirchnerismo no le está prestando atención, según se desprende de los dichos del propio Verbitsky. El proyecto de ley de acceso a la información pública está trabado por el oficialismo en la Cámara de Diputados, que se negó a convocar a la Comisión de Presupuesto -a cargo de Gustavo Marconato- para emitir el último dictamen del proyecto que tiene media sanción del Senado y dictamen favorable de dos comisiones de Diputados manejadas por la oposición.”
El colega, de cuya honestidad no dudamos pero que parece sobreactuar por estar demasiado entusiasmado con la línea política-editorial del diario que le paga el sueldo, desprende de Verbitsky lo que Verbitsky no dijo y sin consultarle si lo dijo. Opina, establece valores, pero lo incluye como información. Toda una joya para los estudiantes de periodismo.
Finalmente, hace una prédica sobre el periodismo militante y mezcla información con opinión propia, que es la opinión del diario y de los medios oligopólicos: Pretende descalificar a todo lo que se asemeje a “periodismo militante”. ¿Para quién milita quien firma la nota? ¿Eso no es periodismo militante? Vamos, los científicos no pueden dejar de ser científicos cuando hacen periodismo. No resiste código deontológico alguno, cualquiera sea el diario o el país del mundo del que se trate.
Frases de cabecera
-"Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido." Malcolm X.
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2 comentarios:
Mariotto es Gabriel, no Gustavo. Un abrazo, compañer@s!
Gracias Javi. Siempre nos hace falta un lector atento para que el alemán Alzheimer no haga de las suyas. Un abrazo.
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