Frases de cabecera

-"Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido." Malcolm X.

junio 23, 2011

Twitter no reemplaza al periodismo. La prensa se destruye sola.

El despliegue enorme de las llamadas “redes sociales” llevó a muchos a pensar que el periodismo se muere y que la causa es la comunicación directa entre el público y los productores de noticias. Se trata de dos afirmaciones, una que puede ser verdadera y otra que es una falacia propia de cierto optimismo tecnológico trasnochado. Es cierto que el periodismo corre el riesgo de convertirse en un significante vacío -como diría Laclau- pero aquí y en todo el mundo las causas están en la concentración de los medios, en el ajuste y la precarización que las empresas aplican en sus estructuras y en la marginación consecuente de de miles de periodistas. Las “redes sociales” apenas reproducen lo que los grandes medios tematizan y que los portales de mayor envergadura, como Google, se encargan de canalizar. No es casual que las empresas internacionales deriven casi toda su publicidad hacia los medios concentrados y los grandes portales de Internet. El dinero fluye hacia el dinero. 

Las llaman “redes sociales”, pero son apenas remedos de otras redes mucho más viejas y consolidadas, como las cooperativas, las sociedades secretas, el ferrocarril, las redes eléctricas, los telégrafos, la telefonía y la propia Internet. Sirven para la comunicación en tiempo real entre personas, algo que facilita ciertos fenómenos sociales, como las rebeliones ocurridas recientemente en el mundo árabe o la apasionada congregación de los “indignados” en Europa.

Habría que preguntarse cuál hubiera sido el destino de las movilizaciones de protesta en los países árabes si la enorme maquinaria de medios concentrados no se hubiera puesto en marcha para reforzar y promover las rebeliones, hasta el punto de que en Libia, cuando no fue suficiente, la comunicación alternativa fue reemplazada con rapidez por la intervención militar.

En Europa también se consigue.
En la siempre admirada Europa, los diarios y medios electrónicos se esforzaron por minimizar los reclamos de los "indignados", que no son otra cosa que sectores medios juveniles con riesgo de convertirse en marginados al estilo de América latina. Los medios europeos, históricamente más libres de las presiones de los grandes grupos económicos pasaron desde los años 80 y 90 a convertirse en propiedad de las corporaciones, que los manejan a su gusto y los utilizan como ariete de sus necesidades económicas. Basta con leer diariamente El País de Madrid o con recorrer el video que colocamos aquí abajo.

Eso si, como suele pasar, todos somos democráticos y revolucionarios o conservadores y partidarios de las economías liberales, siempre que las consecuencias se descarguen sobre Africa o América latina. De ahí la incertidumbre de hoy, cuando los ajustes se aplican sobre la misma Europa, en gran parte porque los países de América latina pasan por un momento en el cual no tienen muchos deseos de ajustar para que Europa se tranquilice.


Periodistas precarizados, periodismo en decadencia
La reconversión de los medios desde los años 70 y 80 en todo el mundo se hizo de la mano de una fuerte precarización laboral de los periodistas. Con periodistas convertidos en semi-esclavos, carentes de derechos laborales, los medios pudieron ponerse a trabajar como maquinarias político-financieras sin riesgos de competencia ni de rebeldías de profesionales que pudieran defender su derecho a la aplicación de ciertas normas éticas. Con el neoliberalismo aplicado a los medios, la conciencia cayó derrotada frente a los intereses económicos. La democracia se volvió pobre y los medios comenzaron a perder credibilidad, un fenómeno que no es exclusivo de la Argentina, ni de Europa ni de los Estados Unidos, es de todo el mundo. Allí hay que buscar las razones de la decadencia del periodismo.

¿Y las redes sociales? Uno podría preguntarse si entonces las redes sociales y la aplicación de las tecnologías son causa o consecuencia de tal decadencia. A priori, es tentador pensar que ocurren ambas cosas. Con la falta de credibilidad de los medios, cualquier opción que aparezca –y la tecnología es una de ellas- para construir medios alternativos es bienvenida. Sin embargo, la lectura de la “información” que circula por Twitter siempre tiene una referencia a un medio estructurado, con producción institucional de noticias. Se reproduce lo que dicen los medios concentrados y cuanto más concentrados más se reproducen en las “redes sociales”.

Rescatamos al respecto un párrafo interesante que Enrique Bustamante publicó en 2005, cuando todavía las “redes sociales” no habían llegado al auge que tienen hoy: “La teórica desintermediación predicada de las nuevas redes, con la relación directa creador-usuario como virtud extrema, queda cada vez más cuestionada. Porque esas potencialidades ciertas se enfrentan en muchos casos al surgimiento de nuevos intermediarios, más potentes e insidiosos a veces que los anteriores: desde los grandes portales o buscadores integrados de Internet, que orientan y dirigen a millones de consumidores, a los mayores grupos mediáticos con multimillonarias inversiones en marketing para reforzar su poder de branding, o a los operadores de los EPG (electronics program guied o gathering) que ejercen en la televisión digital una programación más constrictiva y eficaz que la programación clásica”.

Dos ideas, la de unas redes sociales que sustituyen al periodismo y la de un contacto directo entre el productor de noticias que, al menos, habría que poner en duda. Tal vez, a modo de hipótesis, tendríamos que preguntarnos si el fuerte postulado sobre la influencia de las “redes sociales” en la decadencia del periodismo no es, en realidad, un mecanismo ideado por las grandes corporaciones para eludir responsabilidades, para que el árbol de Twitter oculte la precarización y el abuso de poder de los medios sobre los periodistas.

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