La relación entre el mundo científico tecnológico y el periodismo no es un tema que se debata en los medios pero la academia y periodismo, así como los propios científicos se plantean ciertos dilemas una y otra vez. Rescatamos aquí unos párrafos que Leonardo Moledo escribiera hace 24 años. De nada.
Que la ciencia sea considerada como un saber intransmisible fuera de escuelas y universidades no es un buen dato para el divulgador o el periodista científico, ya que ese rechazo previo es un obstáculo que deberá, de alguna manera, sortear con algún tipo de estrategia, y exige al divulgador un proceso primario de decodificación, eliminando fórmulas, tecnicismos, y –más gravemente- todo el proceso deductivo, que resultan escolares y provocan la inmediata pérdida de interés, y el apartamiento de la lectura.
En segundo lugar, y ligado inmediatamente con lo anterior, hay un fenómeno probablemente más profundo: La metodología de la ciencia para encarar la realidad, la forma en que la ciencia ‘ve’ la realidad, la lógica científica, difiere de la lógica cotidiana de la misma forma que el lenguaje científico difiere del lenguaje natural, y el conocimiento difuso acumulado a través de la escuela y los medios de información difiere del conocimiento estructurado que es el background de la ciencia. Y en el fondo, ese es el meollo de todo el problema de la divulgación y el periodismo científico, ya que la transmisión de la ciencia debe hacerse a un receptor que posee un conocimiento difuso, en un lenguaje natural, y en términos de lo cotidiano.
Más coyunturalmente, hay que notar lo siguiente: la ciencia contemporánea –especialmente las ciencias ‘líderes’ como la física o la biología- han desarrollado temas y han penetrado en regiones naturales totalmente divorciadas de la intuición corriente. Los fenómenos subatómicos, o relativistas, los hallazgos de la biología molecular o de la microelectrónica, presentan dificultades, no sólo porque son considerados un ‘saber intransmisible’, o porque su lógica difiera de la lógica cotidiana, sino porque su intuición no guarda ninguna relación con la intuición macroscópica que maneja el destinatario de la información.
El peso de estos factores varía según el tipo de público y según el tipo de medio, o de especialidad. No obstante, son los que más pesan a la hora de averiguar por qué la ciencia tiene tan poco lugar en los medios de información. Las características que señalé antes no sólo inciden en las actitudes generales del público y complican la formación de un mercado masivo, sino que también están presentes en los grupos y personas que orientan, manejan o poseen el poder para programar los medios de difusión.
Todos aquellos que se dedican a la divulgación o al periodismo científico coinciden en señalar su escasez, Aunque hay un crecimiento progresivo y sostenido, el volumen sigue sin guardar ninguna relación con el peso real de la ciencia y la tecnología.
Fuente: Moledo, Leonardo. “Periodismo y divulgación científica”, en Rivera, Jorge y Romano, Eduardo, “Claves del periodismo argentino actual”, ediciones Tarso, Buenos Aires, 1987.
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