En todas partes hay precarización laboral de los periodistas, aunque, en algunos casos, el Estado asume su rol con el propósito de frenar la tendencia, tal como se señala en el diario Primera Línea del Chaco. También los gremios hacen su trabajo, algo que en la Ciudad Autónomoa de Buenos Aires (CABA) se extraña desde hace muchos años.
La asamblea de trabajadores de medios, que se realizó el miércoles 22 de junio, resolvió el próximo 8 de julio, realizar una Radio Abierta en el centro de Resistencia.
Una masiva presencia colmó las instalaciones de la sede de José Hernández 212, entre periodistas y administrativos de distintos medios, como La Voz del Chaco, Primera Línea, Norte, FM Libertad, LT 16 de Sáenz Peña, Radio Chaco, portal chacodíapordía.com, Cablevisión y un grupo importante que desarrolla sus tareas profesionales en distintos organismos del Estado provincial, dieron marco al debate del problema que afecta a centenares de familias chaqueñas.
Durante la reunión, que se prolongó desde las 21.30 hasta después de medianoche, el tema central fue analizar especialmente las situaciones que viven los trabajadores de LT 16 de Sáenz Peña, de FM Libertad y del diario “Primera Línea”, sobre las que se resolvió realizar acciones sindicales para lograr la regularización laboral en esos medios.
También la asamblea rescató y ratificó el camino encarado por la comisión directiva para la regularización en algunas empresas, como La Voz del Chaco, Radio Chaco y diariochaco.com, gracias a la ley que condiciona el otorgamiento de pauta del Estado chaqueño a las empresas que cumplan con el marco legal laboral.
En este proceso el gremio de Prensa contó con la fundamental intervención de la Dirección Provincial del Trabajo y de la Subsecretaría de Políticas Comunicacionales del gobierno de Jorge Milton Capitanich.
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Frases de cabecera
-"Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido." Malcolm X.
junio 29, 2011
junio 28, 2011
Ajuste en la prensa española

Cientos de periodistas españoles se han quedado sin empleo o, como dice Elsa González, presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), “se ven obligados a aceptar condiciones de trabajo indignas". La situación de los periodistas españoles sólo es comparable a la de los argentinos, por una combinación de concentración de medios en pocas manos y una fuerte decisión de las empresas de ir ajustando y precarizando a los profesionales, tal como relatáramos en este mismo blog en octubre pasado.
Como en todos los sectores de producción de bienes y servicios, la situación de la prensa se agravó luego de la crisis internacional que, precisamente, se originó en Europa y en los Estados Unidos a raíz de la burbuja de créditos hipotecarios, que derivó en ajustes económicos y más crisis. Hoy, mientras con sus movilizaciones, los “indignados” buscan resistir las medidas más duras de ajuste, tanto el FMI como la banca europea reclaman a España que tenga “valentía” para reducir salarios y otras medidas que en los países de América latina eran moneda corriente hasta no hace muchos años.
En una interpretación económica que suena muy familiar en la región latinoamericana, el Banco de Pagos Internacionales (BPI, por su sigla en castellano), entidad que es algo así como el banco central de los bancos centrales pidió a España una mayor celeridad en la aplicación de ajustes. "No deberíamos equivocarnos aquí: las turbulencias en los mercados que rodean las crisis de Grecia, Irlanda y Portugal palidecen al lado de de la devastación que provocaría una pérdida de confianza de los inversores en la deuda soberana de las grandes economías", señala un documento de la entidad. El FMI fue más directo. Reclama de España que aplique una reforma laboral para abaratar los despidos, descentralizar los convenios colectivos como para que “primen” los intereses empresariales sobre los “sectoriales” (eufemismo para no nombrar a los gremios), avanzar en la reforma financiera, recapitalizar entidades, subir la edad de las jubilaciones y bajar ingresos.
Para los que puedan pensar que la prensa es ajena a estos ajustes, en su intervención en el I Congreso periodistas y periodismos valencianos en democracia , Elsa González hizo una descripción que suena conocida en la Argentina: Un 42 por ciento de los redactores de prensa están contratados en régimen de colaboración y vieron sus tarifas reducidas, además de que les pagan con retrasos de hasta seis meses.
El ajuste se suma a la concentración de los medios. Un diario cuya crisis se imbrica con la situación europea es el ABC, un periódico tradicional de derechas que sucumbe ante la competencia de El País –del grupo Prisa- y La Razón y corta por el lado más delgado del hilo: Durante el año comenzaron a despedir periodistas y, en otros casos, a obligarlos a la baja para luego incorporarlos como colaboradores o free lance.
Pero en El País las cosas no vienen mejor, a pesar de que el grupo Prisa tiene ganancias enormes. Es lo que aseguran los periodistas que hasta este jueves 30 de junio continuarán publicando sus notas sin firma a modo de protesta porque la empresa aprovecha la crisis europea para negociar salarios a una baja aún mayor de lo que ya venían aceptando los representantes de los profesionales, un 4,5 por ciento.
En su protesta, los trabajadores rechazan “la pretensión de la dirección de imponer un convenio en el que se recortan nuestros derechos y se consagra la doble escala salarial que los gestores del diario han generado con la incorporación de los compañeros procedentes de Prisacom. Los responsables del Grupo Prisa consideran que los periodistas deben cobrar 18.000 euros brutos al año, mientras ellos se reparten millones a pesar de la crisis”, dicen. Agrupados en un Comité que hoy se comunica internacionalmente a través de Twitter (@comite_elpais), han tenido fuertes polémicas con los cuatro directores que ha tenido el diario desde su fundación, hace 35 años -Juan Luis Cebrián, Joaquín Estefanía, Jesús Ceberio y Javier Moreno, conocidos en la jerga como “las cuatro jotas”-, quienes ayer publicaron una nota en la que cuestionan la medida de no firmar los artículos.
Con un título en el que descalifican la protesta aludiendo a Fuenteovejuna, aseguran que “no firmar los textos es una falta de respeto al lector al primar un asunto laboral sobre lo profesional”. La respuesta es una carta que reclaman sea publicada por el diario a modo de derecho a réplica. Sólo un párrafo alcanza para entender cuál es la posición de los periodistas: "El ataque a los principios profesionales que han inspirado la trayectoria de El País proviene de quienes pretenden reducir a los periodistas a mera fuerza de trabajo, pagada con sueldos irrisorios, en condiciones laborales incompatibles con las exigencias de calidad de un medio como este y que ponen en peligro la autonomía profesional indispensable para ejercer la labor de informadores. Un periodista mal pagado es un profesional menos independiente y menos libre. Una sociedad sin periodistas dignos de tal nombre aboca a una democracia meramente formal", señalan.
El conflicto, que se encuadra en las reducciones salariales y avances en la precarización laboral de la prensa española, amenaza con continuar afectando a las publicaciones de El País, pero no es el único caso, dados los despidos que denuncian los gremialistas y que afectan a los más diversos medios y que según el Observatorio Profesional de la FAPE, desde 2008 han afectado a 3764 periodistas.
Si, en todos lados se cuecen habas, pero en algunos lugares más que en otros. En una España en plena ebullición bajo el impulso de los organismos financieros internacionales y en la Argentina, en la que paradójicamente la economía crece, el desempleo general cae abruptamente, los gremios se fortalecen, pero en prensa la situación de desocupación y precarización no cesa de agravarse. Cabe preguntarse de aquí en más cómo se sustenta el concepto de "libertad de expresión", cuando los periodistas trabajan bajo las peores condiciones.
junio 27, 2011
Las fuentes ocultas y la construcción noticiosa
Hay periodistas a los que uno respetó, otros a los cuales respeta y otros a los que respetará siempre. En esta última categoría entra Susana Viau, una colega a la que es un gusto escuchar y con quien ha sido un honor compartir algún trabajo. Por eso es más doloroso ver y leer algunas de sus notas de los últimos tiempos.
En la edición de Clarín de ayer domingo, en una nota de opinión en la cual no deja flanco del Gobierno para criticar -hasta el velatorio de Néstor Kirchner- cierra con dos párrafos en los que asegura que un funcionario estaba organizando todo para salvar a un club del descenso. Utiliza un giro potencial para cubrirse legalmente, pero la lectura no deja lugar a dudas.
Del texto en cuestión surge en primera instancia una imagen de cómo se trabaja actualmente en la prensa argentina. Las fuentes ocultas tendrían que ser un recurso excepcional, que se utilizaran sólo para preservar una identidad por problemas de seguridad, trabajo o familiares, pero nunca deberían ser el eje sobre el cual se construyen las noticias. Sobre todo cuando hay una reiteración de desaciertos, cuando luego de ocurridos los hechos queda demostrado que las versiones "off the record" fueron sólo eso, versiones. Cabe pensar entonces si no hay un error en elegir fuentes ocultas que se empeñen en brindar todo el tiempo información falsa a los periodistas.
Para los que no tienen interés en el fútbol, la noticia puede ser poco importante y tal vez lo sea, pero ayer domingo Ríver Plate descendió a la segunda división de la liga argentina. Sin embargo, durante la misma mañana, antes del partido en el que quedó definida su caída, la lectura de los dos últimos párrafos de la nota aludida dejaban en claro que las cosas iban a ser diferentes. ¿La realidad se impuso a la ficción? No descartamos que haya sido a la inversa, que las fuentes hayan dicho la verdad a la periodista y que haya tenido mala suerte. El tiempo dirá.
N. de la R.: Aclaramos que los resaltados en negrita son del original.
(...) Según cuentan quienes tienen acceso privilegiado a la intimidad de Olivos, Carlos Zannini está convencido de que las elecciones de octubre abrirán las compuertas de un proceso fundacional.
Con esa premisa trabaja febrilmente en la confección de listas que configuren un virtual “copamiento” de los distritos y en el armado de fórmulas que conviertan a las provincias en satrapías.
Cohesión ideológica y mando único son sus consignas. En los ratos libres, él y el entorno de la Presidenta analizan la crisis de River, un escándalo providencial que, en lo inmediato, ha servido para neutralizar las propiedades corrosivas del caso Schoklender y relegar las denuncias en el INADI a un tranquilizador segundo plano. Sin embargo, el problema no tiene una sola cara . El kirchnerismo está seguro de que, si el equipo de J.J. López desciende a la “B”, una nube de malhumor envolverá a una amplia franja de la población y el malestar nunca es un buen aliado de los oficialismos en campaña electoral. Alertada del peligro, Cristina Fernández habría comenzado a buscar una fórmula que saque a los millonarios de la calle de la amargura . Suena delirante, pero ninguna fuente consultada se atreve a negar de plano esa posibilidad.
En la edición de Clarín de ayer domingo, en una nota de opinión en la cual no deja flanco del Gobierno para criticar -hasta el velatorio de Néstor Kirchner- cierra con dos párrafos en los que asegura que un funcionario estaba organizando todo para salvar a un club del descenso. Utiliza un giro potencial para cubrirse legalmente, pero la lectura no deja lugar a dudas.
Del texto en cuestión surge en primera instancia una imagen de cómo se trabaja actualmente en la prensa argentina. Las fuentes ocultas tendrían que ser un recurso excepcional, que se utilizaran sólo para preservar una identidad por problemas de seguridad, trabajo o familiares, pero nunca deberían ser el eje sobre el cual se construyen las noticias. Sobre todo cuando hay una reiteración de desaciertos, cuando luego de ocurridos los hechos queda demostrado que las versiones "off the record" fueron sólo eso, versiones. Cabe pensar entonces si no hay un error en elegir fuentes ocultas que se empeñen en brindar todo el tiempo información falsa a los periodistas.
Para los que no tienen interés en el fútbol, la noticia puede ser poco importante y tal vez lo sea, pero ayer domingo Ríver Plate descendió a la segunda división de la liga argentina. Sin embargo, durante la misma mañana, antes del partido en el que quedó definida su caída, la lectura de los dos últimos párrafos de la nota aludida dejaban en claro que las cosas iban a ser diferentes. ¿La realidad se impuso a la ficción? No descartamos que haya sido a la inversa, que las fuentes hayan dicho la verdad a la periodista y que haya tenido mala suerte. El tiempo dirá.
N. de la R.: Aclaramos que los resaltados en negrita son del original.
(...) Según cuentan quienes tienen acceso privilegiado a la intimidad de Olivos, Carlos Zannini está convencido de que las elecciones de octubre abrirán las compuertas de un proceso fundacional.
Con esa premisa trabaja febrilmente en la confección de listas que configuren un virtual “copamiento” de los distritos y en el armado de fórmulas que conviertan a las provincias en satrapías.
Cohesión ideológica y mando único son sus consignas. En los ratos libres, él y el entorno de la Presidenta analizan la crisis de River, un escándalo providencial que, en lo inmediato, ha servido para neutralizar las propiedades corrosivas del caso Schoklender y relegar las denuncias en el INADI a un tranquilizador segundo plano. Sin embargo, el problema no tiene una sola cara . El kirchnerismo está seguro de que, si el equipo de J.J. López desciende a la “B”, una nube de malhumor envolverá a una amplia franja de la población y el malestar nunca es un buen aliado de los oficialismos en campaña electoral. Alertada del peligro, Cristina Fernández habría comenzado a buscar una fórmula que saque a los millonarios de la calle de la amargura . Suena delirante, pero ninguna fuente consultada se atreve a negar de plano esa posibilidad.
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Susana Viau
junio 26, 2011
Noticias, bodrios y límites
“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”, escribió alguna vez Ludwig Wittgenstein, un filósofo que prestó mucha atención al valor y al uso de las palabras. Si los límites existen, en el caso de Jorge Fontevecchia, dueño de la editorial Perfil, todavía los está buscando. Sus tres medios insignia -la revista Noticias y los diarios Perfil y Libre- hacen gala de su uso brutal del lenguaje, no sólo por la falta de límites sino por su falta de escrúpulos. Ni siquiera el pudor los impulsa a disimular un poco su voluntad de “hacer cosas con las palabras”, como diría John Austin.

El hecho de publicar en la tapa algunos títulos que anuncian algo que no aparece en el contenido de la nota en cuestión es una forma desembozada de accionar sobre la realidad con algunas palabras. El título provocador ingresó a las tapas de los diarios y revistas a comienzos del siglo pasado, cuando la venta en kioscos reemplazó a las suscripciones como modo de distribución principal. Había que competir con la portada y llamar la atención de quienes pasaban por la calle. El diseño y el título originales se convirtieron en una herramienta de venta. Pero otra cosa es el uso de títulos de tapa sin un correlato en el interior del periódico, un elemento constitutivo de los productos de Fontevecchia, quien lo utiliza casi como único recurso de marketing. Tanto que en los últimos años uno de sus competidores, la revista 23, juega con un slogan publicitario, “Una tapa y mucho para leer”, como para marcar la diferencia.
La tapa impresa de Perfil de hoy domingo 26 de junio tiene un título principal referido al tema más importante del día, el anuncio de la candidata presidencial Cristina Fernández del nombre de quien será su compañero de fórmula para lograr la reelección, el actual ministro de Economía Amado Boudou. “El Amado de Cristina”, titula el periódico, en un intento de insinuación que más se parece a un grafiti carcelario que a un título de un diario.
Pero como la ética periodística no viene acompañada de sanción, el señor Fontevecchia se ceba y no unos mates. En la versión online del periódico se suceden los títulos de tapa que parecen provenir de un vuelo no literario. “Los top 5 de Boudou al palo”, reza uno de los títulos utilizados por Perfil, supuestamente aludiendo a un pasatiempo del hoy ministro de Economía, el rock. Detrás de ello aparece la misma insinuación burda de la tapa impresa. Todo un hallazgo de creatividad por parte de Fontevecchia.
Se trata, en gran parte, de una operación del dueño de Perfil, acostumbrado a hacer verdaderos bodrios en el ejercicio de un trabajo que habría que definir alguna vez si es periodismo u otra cosa. Usamos el término “bodrio”, en dos de sus acepciones, una la más popular, que indica que algo está “mal hecho, de mal gusto”, como dice el diccionario y otra que alude a un guiso de mala calidad que en algunos conventos solía servirse a los pobres. El guiso de Fontevecchia sabe mal, pero cuando alguien lo pone en duda, se esconde detrás del periodismo, una actividad difícil de identificar con lo que se hace en su editorial. La ficción no es periodismo.
El mismo tema fue tratado hoy por los otros diarios con diferente perspectiva. Unos críticos, como Clarín o La Nación; otros favorables, como Tiempo Argentino -que olvida la palabra "candidato" con lo cual comete un error gravísimo-; otros con la búsqueda de una neutralidad que, de todos modos, es sabido que no es posible, como hace Página 12. Tanto La Nación como Clarín se esfuerzan por mostrar a Cristina Fernández en un desaire hacia el peronismo. La Nación lo hace colocando al lado de la nota principal nada menos que el anuncio de una nota de Joaquín Morales Solá en la cual el columnista sostiene que con las candidaturas de Amado Boudou a vicepresidente y de Gabriel Mariotto a vicegobernador bonaerense, el kirchnerismo “coloniza” al peronismo. Si de hacer cosas con las palabras se trata, el columnista de La Nación parece haber armado un slogan de campaña para el candidato presidencial Eduardo Duhalde, pero ya se trata de otra cuestión. Mejor dejemos que las tapas hablen por su cuenta:
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